20/12/2025
12:54 PM

Lloradoras y rezadoras

Cada vez que un grupúsculo decide manifestar su incomodidad contra el gobierno, en lugar de hacerlo frente a Casa Presidencial, desata su descontento bloqueando un puente o tomándose una carretera, con lo cual lo único que consigue es hacerle la vida imposible al pueblo, que se ve obstaculizado en su libre locomoción.

    Cada vez que un grupúsculo decide manifestar su incomodidad contra el gobierno, en lugar de hacerlo frente a Casa Presidencial, desata su descontento bloqueando un puente o tomándose una carretera, con lo cual lo único que consigue es hacerle la vida imposible al pueblo, que se ve obstaculizado en su libre locomoción.

    No se necesita mucha gente para tomar un puente. Cuarenta o cincuenta personas, unas cuantas pancartas y un par de megáfonos son suficientes.

    El gobierno o la institución contra quien dirige la protesta se encuentra a centenares de kilómetros de distancia y no se da cuenta (ni le importa) el tiempo que hacen perder a la gente.

    Quienes sí se aprenden de memoria las consignas son los pobres desgraciados que, involuntariamente, se ven detenidos quizá muy lejos de sus hogares, con sus planes trastocados y que están obligados a escucharlos mientras dura su pesadilla.

    Cuando los periodistas entrevistan a los dirigentes del movimiento de que se trate, ellos contestan con un convencimiento increíble que 'el pueblo nos apoya'.

    Pues bien, yo soy parte del pueblo y jamás voy a apoyar ningún movimiento que atente contra la libertad de nadie, aunque la causa tenga razón y aunque el reclamo contra el gobierno sea válido.

    No puedo apoyar que se tomen un puente o una carretera en Tocoa, en Ocotepeque o en la Conchinchina, nunca lo estaré, aunque el motivo de la queja esté justificado.

    Existe la leyenda urbana de un grupo de 'lloradoras y rezadoras' profesionales, las cuales eran contratadas por los parientes de algún difunto no muy popular, para que fueran a llenar la casa funeraria con sus rezos y sus llantos. Estas personas ni siquiera tenían que conocer al muerto o a la familia, pero quien las veía podía comprender de inmediato el 'dolor' que las embargaba.

    Ahora, en estos tiempos modernos, existen grupos de protesta que, sin tener causa propia, aprovechan cualquier movimiento para 'sumárseles solidariamente', en defensa de los 'derechos del pueblo' y quienes, al igual que las 'lloradoras y rezadoras' ni siquiera están muy enterados de la causa que apoyan.

    Lo único que les interesa es 'hacer bulto', quizá recibir un almuerzo y un poco de publicidad gratuita (me atrevo a decir que quizá también algunos madrazos, pero no voy a profundizar en eso).

    No tienen causa, nadie sabe quiénes son, así que buscan notoriedad o justificar sus ímpetus de protesta... protestando por otros.

    Creo que usted ya los conoce, son los que yo llamo 'los protestadores usuales' y están presentes en casi todas las protestas.

    Entre ellos están grupos étnicos, defensores de derechos humanos y otros rebeldes en busca de una causa o un buen molote.

    Algunos tienen apariencia respetable y no van necesariamente por una comida, lo que pretenden es 'robar cámara' a ver si alguien los descubre como los salvadores de Honduras.

    Por esas razones, por los 'protestadores usuales', por los 'roba cámaras' y los 'busca oportunidades', tengo que felicitar al pueblo sampedrano.

    Decenas de miles de personas vestidas de blanco salieron a la calle no a pedir aumento de sueldo, no contratos colectivos, no destitución de algún funcionario; la gente salió a pedir por la paz mostrando a Honduras y al mundo lo que es la verdadera voz del pueblo.

    Bien San Pedro… ¡mayoría aplastante por la paz!