El próximo gobernante de los Estados Unidos, quien tomará posesión de su cargo en enero de 2025, ha prometido la deportación masiva de migrantes indocumentados, lo que constituyó una de las claves explicativas de su victoria electoral.
El impacto para los compatriotas actualmente viviendo y laborando en la Unión Americana es ahora más incierto que nunca, por lo que a partir de hoy, con carácter prioritario y urgente, tanto nuestras autoridades como el sector empresarial deben planificar su reinserción, generando oportunidades laborales y facilidades crediticias que les permitan crear microempresas.
Deben aprovecharse las nuevas destrezas y habilidades adquiridas durante su estadía en la nación norteamericana. De igual manera, garantizar la protección de sus derechos humanos y la reunificación con sus familias, a las que debieron dejar en búsqueda de oportunidades inexistentes en Honduras, huyendo de la inseguridad, violencia, desempleo.
Han sido sus remesas las que han posibilitado la supervivencia de sus parientes en sus lugares de origen, la captación de divisas en niveles adecuados para el financiamiento de las importaciones y la relativa estabilidad del lempira, contribuyendo también a reducir el déficit de la balanza de pagos.
Desafortunadamente no se diseñó un plan de aprovechamiento apropiado de las remesas que pudiera haber vigorizado la actividad económica orientada a la creación de patrimonio productivo para los compatriotas generadores de moneda fuerte, dólares o euros, según sea su lugar de residencia en el exterior.
Adicionalmente, recuérdese que ellos no cuentan con espacios formales en el extranjero, las acciones para formalizar su estadía son muy limitadas, en muchos casos carecen de documentos de identificación, lo que les impide realizar transacciones que dinamicen de mejor manera la economía local desde el exterior. Toca hoy, por igual al sector público como al privado, el turno de compensar sus enormes esfuerzos y sacrificios, acogiéndolos con prontitud y eficiencia en sus requerimientos básicos.
Se lo han ganado a pulso, con sudor y lágrimas, no en vano son nuestros héroes y heroínas anónimos, con quienes tenemos pendientes una deuda que debe ser cancelada generándoles empleos dignos, créditos bancarios, asistencias técnicas. De brindarles tales apoyos y respaldos no pensarán, de nueva cuenta, abandonar otra vez su patria añorada y decidirán que es aquí y ahora en donde continuarán contribuyendo a una Honduras próspera y compasiva por todos compartida.