Aunque no llegan a la base, derechohabientes y empleados, donde se sigue resintiendo más fuertemente la crisis en el Instituto Hondureño de Seguridad, IHSS, los interventores disponen de elementos suficientes para proporcionar indicios de correcciones, deducción de responsabilidades y disminución del alto costo para los pacientes.
La audiencia, el viernes, a un miembro de la directiva asfixió las esperanzas, tan es así que al resto se postergó su presentación en el tribunal para no frustrar las vacaciones, con viaje al exterior, la próxima semana. Mientras tanto, los operadores de justicia se niegan a leer el veredicto escrito en el masivo número de recetas en manos de los pacientes; en el costo diario de material médico quirúrgico para poder ser atendidos en ortopedia o en laboratorio; las muestras de las operaciones en quirófano siguen en almacén por cuarto mes, pues a patología no llega material, ¿será que esperan cerrar y concesionar el servicio a laboratorios privados?
El restablecimiento progresivo en todas las áreas debiera ser prioridad en la agenda de los interventores, pues los cotizantes, víctimas inocentes directas, del descalabro tienen derecho a ser los primeros en experimentar las consecuencias de la mejoría después de tres meses de buscar, hallar, analizar y presentar algunas soluciones, aunque sean temporales, para no terminar de asfixiar a los pacientes.
Revelador el resultado del pago personal realizado en marzo. La presencia individual con identificación del empleado dio fruto, pues como dice el lenguaje popular “no son todos los que están”. Claro que puede haber muchas explicaciones que debieran conocerse por medio del departamento de Recurso Humano del IHSS, pues quienes no se presentaron a recibir el cheque no fue por olvido ni porque les sobran recursos y dejan su salario a la institución.
¿Empleados fantasmas? ¿Inflada la planilla? Nada extraño, pues en otras oficinas públicas ya ha ocurrido, pero en ellas, como en el caso del Seguro, puede pasar todo sin que pase nada. Bien harán los interventores el tapar este agujero, por el que se han drenado millones de lempiras de los derechohabientes, pero más importante es la identificación de los que están sin ser, pues los depósitos bancarios se han hecho religiosamente cada mes.
Lo de borrón y cuenta nueva es aliciente para el ambiente delictivo que como una nube con gas tóxico se ha ido extendiendo e infiltrándose en la administración pública en donde ondea en lo más alto del mástil la bandera de la impunidad.
Lo importante no es perderse en detalles, sino llegar al núcleo del problema que, como en el caso del átomo, su división, expansión y alcance podrá en evidencia mucho de lo que entre empleados, pacientes y empresarios es de conocimiento general.