26/04/2024
02:13 PM

La reina

    A pesar de su avanzada edad y algunos problemas de movilidad, Isabel II cumplió hasta el final con las responsabilidades de su reinado. Su último compromiso lo asumió apenas dos días antes de fallecer, cuando recibió a la recién electa primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, con quien analizó el estado de la nación. Murió haciendo gala del bajo perfil y solemnidad que ordena el protocolo real al que dedicó su vida. Era la reina, el personaje que ha dejado grandes ejemplos, como el de la perseverancia, la infinita lealtad a sus creencias y su permanente dedicación a mantener las tradiciones del pueblo británico.

    Al informar sobre su deceso, la prensa internacional ha destacado la fortaleza mental y física que permitió a la monarca ser uno de los personajes mundiales que más viajó y fue fotografiado.

    Resistió con entereza los escándalos y tragedias de la familia, con una actitud casi imperturbable, estoica y calmada. Sobrevivió a varias crisis políticas, económicas y de salud pública que han golpeado al Reino Unido y al mundo. Acompañó en las grandes decisiones a Winston Churchill y a todos los primeros ministros –15 en total– que sirvieron bajo su mandato, convirtiéndose en un símbolo de dignidad, unidad, continuidad y estabilidad.

    Y aunque dejó de aparecer en público desde julio pasado, cuando entró en un estado frágil de salud, siguió gobernando, fiel a sus convicciones, hasta su último aliento. “La reina Isabel II fue la roca sobre la que se construyó la Gran Bretaña moderna. Nuestro país ha crecido y florecido bajo su reinado... En las buenas y en las malas, nos proporcionó la estabilidad y la fuerza que necesitábamos. Ella fue el espíritu mismo de Gran Bretaña, y ese espíritu perdurará”, escribió la primera ministra Truss en su mensaje de condolencias a la nación.

    Más allá de las reseñas sobre sus coloridos trajes, vistosos sombreros y multitud de imágenes que la inmortalizan, sus biógrafos resaltan su equilibrio, sabiduría y respeto a las instituciones y a la democracia; enfatizan su historial de servicio público en los 70 años de su reinado. La describen como una líder tolerante, comprensiva y con auténticos valores morales. Siempre animó a desterrar la discriminación, a tender la mano para ayudar a los demás y a ver en la diversidad cultural una fortaleza y no una amenaza. Y como lo reconocen líderes políticos que fueron cercanos a la soberana, Isabel II no solo fue testigo, sino autora de la historia del Reino Unido, de Europa y del mundo; fue una mujer que dejó huella, que contribuyó a la paz, procuró siempre la reconciliación y fue una fuente de estabilidad.

    Así será recordada la reina.