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La otra pandemia

  • 27 mayo 2020 /

    El presidente del Grupo OPSA, don Jorge Canahuati Larach, señalaba recientemente que, al lado del COVID-19, también se ha diseminado otra pandemia igualmente perniciosa: las noticias falsas más conocidas por el anglicismo de “fake news”.

    Con el surgimiento y la universalización de las redes sociales, toda persona que tiene acceso a ellas puede difundir todo tipo de información sobre temas diversos, unos trascendentes, otros carentes de importancia que dan la vuelta al mundo y que, en ocasiones, captan la atención de las masas. Esta información, en la mayoría de los casos, no solo parte de puntos de vista estrictamente personales, sino que no es sometida a ninguna comprobación y, por lo mismo, al no ser constatada, no cumple con ningún indicador de veracidad, y, en incontables ocasiones, está desfigurada, sesgada, exagerada, o, simple y sencillamente, ha sido, deliberadamente, inventada.

    Desde que inició la pandemia, las fake news sobre ella comenzaron a circular vertiginosamente. Primero se comenzó a especular con el origen de la enfermedad, luego sobre su inocuidad o peligrosidad, con las formas en que podría combatirse o con las repercusiones que tendría en la vida de los ciudadanos del mundo entero. De ahí se originaron debates sobre la conveniencia de usar o no mascarilla; sobre si las gárgaras con agua y sal acababan con el virus mientras estaba en el tracto respiratorio superior o si otras terapias alternativas a la farmacología clásica resultaban efectivas para combatirlo. Y, para aumentar la confusión, el cruce de acusaciones entre Estados Unidos y China sobre la causa y el manejo inicial de la situación, añadió un elemento político que poco tenía que ver con el problema sanitario.

    La difusión de información falsa o tendenciosa por las distintas redes se ha prestado, además, para generar alarma o rumores totalmente infundados que en nada han contribuido a poner en práctica uno de los cometidos más importantes de los verdaderos medios de comunicación como es la adecuada orientación del gran público.

    Las fake news son una muestra palpable de irresponsabilidad, cuando no de auténtica maldad.

    Por eso, hoy más que nunca se pone de manifiesto la importancia de la existencia de unos medios de comunicación responsables, serios, comprometidos con la objetividad y la verdad. Porque solo así puede diferenciarse lo verdadero de lo falso, la realidad de la ficción, la misión de informar profesionalmente del deseo de sembrar alarma y más bien desinformar.