“Discutir con un hombre que ha renunciado al uso de la razón es como darle medicina a un muerto”: Robert Ingersoll.
No podemos ignorar el nivel de estrés que las personas manejan en la calle, o en el trabajo; vemos las peleas a diario; muchos están peleando con su infancia, con su niño o niña interior.
Pelean con su propia frustración cuando no hay capacidad de aceptar los desafíos o errores, existen esas sombras negativas de vulnerabilidad e inmadurez, otros siguen peleando con sus padres en su interior, y repiten inconscientemente lo mismo que ellos, debido a la falta de un padre o una madre y sufren las mismas heridas de su infancia; solo se desaparecen hasta que se es capaz de renunciar y buscar su paz consigo mismo y los demás, es por ello que urge el sanar su corazón. El entrenador de la NBA, Pat Riley, resumió la lealtad al equipo cuando dijo: “El compromiso con el equipo no existe.
O estás dentro o estás fuera”. Los que son leales están dentro. Lo contrario ocurre con los que no lo son. La gente puede parecer amable y educada por fuera muy a menudo; pero por dentro está llena de resentimiento y amargura.
Cualquier grupo con éxito aprende a trabajar a través de conflicto, el cambio es constante en la vida; si parpadeas te perdiste algo debido al ritmo de avance, las personas pueden sentirse excluidas, desinformadas o no apreciadas, pero cualquier diferencia puede resolverse con facilidad, lo importante es que exista el diálogo y siempre a puerta cerrada en lo íntimo, los leales lo pueden hablar y no salen de la habitación hasta que se resuelva el conflicto, una vez resuelto avanzan como si nunca hubiera ocurrido, la mayoría de la luchas es por la independencia, esa es la raíz de siempre.
“¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior? Santiago 4:1 NTV.