16/04/2024
12:06 AM

Paraísos castigados

  • 18 abril 2022 /

Antes que la ambientalista Jeannette Kawas fuera asesinada en 1995 tuve la suerte de recorrer todo el entorno de Punta Sal, gracias a una invitación de la Fundación Prolansate que ella presidía. Durante la hora y media que duró el recorrido en lancha desde la laguna Los Micos hasta la desembocadura del río Tinto, pudimos observar una cadena de parajes encantados y pequeñas embarcaciones fondeadas que, según nos dijeron los guías, pertenecían a turistas extranjeros quienes llegaban a solazarse en ese paraíso del Atlántico. Al pasar frente al extremo de la punta formado por una cresta rocosa de escasa vegetación, la agradable travesía se ensombreció cuando los guías nos comentaron que en un tiempo la zona fue utilizada como blanco para practicar puntería por “los aguiluchos” de la Fuerza Aérea Hondureña. Las aves marinas, que allí se refugiaban, volaban despavoridas ante el estruendo de las bombas lanzadas desde el aire. Kawas fue la fundadora de la organización no gubernamental para la Protección de los parques nacionales Lancetilla, Punta Sal, Punta Izopo y Texiguat (Prolansate). Luchaba por preservar el ecosistema en la bahía de Tela y evitar que las plantaciones de palma aceitera destruyeran bosques tropicales y manglares, hábitat de una rica fauna. Era tanto su celo por proteger este regalo de la naturaleza, que había prohibido el uso de lanchas con motor en las cercanías del parque, que ahora tiene su nombre, porque asustaban a las diferentes especies marinas o podían causarles hasta la muerte con sus hélices.

Dos días antes de su muerte, la ambientalista había organizado una protesta contra un plan del Gobierno para vender territorios en la zona protegida a empresas dedicadas a explotar la palma aceitera. No obstante, los esfuerzos por controlar la deforestación que causa el cultivo masivo de esta especie no han resultado como se esperaba. Punta Sal y Punta Izopo que rematan los extremos de la bahía de Tela están sufriendo los mismos daños que Kawas advirtió hace 27 años.

Para colmo de males, en 2016 el parque Jeannette Kawas sufrió un incendio en su zona núcleo provocado supuestamente por palmeros. Este crimen ambiental sigue impune mientras la deforestación no se detiene.