06/11/2024
03:19 AM

Ni uno

Francisco Gómez Villela

¿Qué pecado estaremos pagando los hondureños?. Porque cada día vamos peor. Este no es un país. Es cualquier cosa menos eso. Una parodia.

Y sin lugar a dudas debido a malos gobiernos. La clase política es la desgracia de esta nación. Cada vez de peor catadura moral. Incultos, mal educados, vulgares, deshonestos, sin integridad. Su pobre educación no les permite debatir con elegancia sino con la pencada. La forma elegante de debatir no la conocieron nunca.

Son intolerantes a la crítica, y defienden a sus partidos a rajatabla para cuidar la chambita, el billetillo. Definitivamente la necesidad tiene cara de perro.

Descaro, nepotismo, corrupción. Este es una copia igual o peor del gobierno anterior, tan criticado y despreciado entonces. Basaron su campaña política censurándolo. Narcodictadura le acuñaron. Pero desde el momento que los desenmascararon irrefutablemente y que se sabe que la mitad era para el comandante, callan avergonzados.

Querían llegar al poder para vengarse del país. Un ego humillado es veneno puro. Cuando exclaman “prohibido olvidar”, de eso se trata.

Hoy por hoy la clase política en su mayoría, sin distingos, es el enemigo número uno del pueblo. Son depredadores.

La corrupción es sustrato aquí. Esta en todos lados, en los hogares, en las escuelas, en las empresas, en las iglesias, en el deporte, en la sociedad, en la política, en el gobierno. Ya no es vergüenza ser corrupto, se le rinde reverencia. Es omnipresente. El Papa Francisco ahondó, “ la corrupción es el pecado que, en lugar de ser reconocido como tal y de hacernos humildes, es elevado como sistema, se convierte en costumbre mental, una manera de vivir (...). La corrupción no es un acto, sino una condición, un estado personal y social en el que uno se acostumbra a vivir.”

El nepotismo es la manifestación absoluta del poder.

A pesar que existe un Código de Conducta Ética del Servidor Público, los funcionarios contratan familiares a sabiendas que no es correcto. No les importa lo que digan. Es parte de la venganza. Llegaron a arrasar al gobierno, y se mandan solos.

Honduras no es un país, a diferencia del Purgatorio, aquí pagamos los pecados de los políticos, no los propios. Y por eso la gente emigra. Porque no se vislumbra por ningún lado, ahora ni en el futuro, un líder que llegue a poner en orden este país secuestrado por los políticos deshonestos y corruptos.

Ni uno. Nadie. Cero. No ha nacido.