24/04/2024
07:56 AM

Masacre diplomática

Juan Ramón Martínez

En el proceso de destrucción de Honduras, Libre está desmontando el sistema diplomático que tantos esfuerzos ha costado profesionalizar. Desde tiempos del canciller Esteban Mendoza en que, por primera vez, se hicieran concursos para escoger recursos humanos idóneos para nuestras embajadas hasta ahora en que los diplomáticos nacionales han acumulado profesionalidad, competencia y habilidades singulares, todos los gobiernos habían respetado la carrera profesional de los miembros del servicio exterior. Ahora son despedidos y arrojados a la calle, ofendiendo su dignidad y descalificando sus valiosos servicios a la nación. El presidente José Azcona, siendo liberal, nombró a Carlos López Contreras, nacionalista, como Canciller. Porque era un experimentado diplomático. Pero, ahora, todos los diplomáticos que han servido en el pasado, son enemigos. No pueden confiar en ellos, por lo que deben sustituirse por parciales, leales y miembros del partido Libre. Aunque sean calificados incompetentes.

En este mes de marzo, el canciller Reina, posiblemente cumpliendo instrucciones de la presidenta Castro, ha cancelado y con seguridad seguirá haciéndolo, a los miembros del Escalafón Diplomático, profesionales que por años han sido preparados por la institución y que tienen estudios especializados en relaciones diplomáticas, comercio internacional y derechos humanos, obtenidos en las mejores academias del género de Perú, Chile, España y Brasil. Claro, en un régimen que no valora méritos, sino que privilegia lealtades antes que conocimientos y habilidades para el desempeño de estas delicadas tareas, los han arrinconado primero; y ahora los han despedido. Diplomáticos de carrera con más de treinta años de dedicación a sus tareas profesionales han sido despedidos.

A los embajadores en el exterior, despedidos, no se les han pagado ni siquiera los derechos de traslado. En una acción perversa, equivocada, llena de sectarismo y de una ideología accidentada que lamentablemente está destruyendo la imagen de Honduras. Eso resulta cuando la Cancillería, acorrala, destituye a los profesionales y los sustituye por parciales, la mayoría incompetentes e incluso abiertamente antidiplomáticos, por sus costumbres y expresiones personales. Y en los casos en que por compromisos políticos o por pudor, que algunas veces le hace recordar al canciller Reina que tiene que guardar las apariencias, no han destituido a los embajadores, les han anulado nombrándoles incompetentes como subordinados; pero que son los que reciben las instrucciones y, en consecuencia, aislando de esta manera a los titulares de las embajadas. La representación en las Naciones Unidas es un ejemplo desafortunado de esta política sectaria que, si es aceptable en lo interno, es sumamente peligrosa para Honduras en el exterior.

Esa es la razón por la cual el servicio consular – en que mayoritariamente son los hondureños los consumidores de los servicios de esas oficinas hondureñas en el exterior – está encabezado por personas poco profesionales, miembros sectarios del partido en el poder que, en vez de ver a los compatriotas en el exterior como la joya de la corona, los ven como enemigos y les dan malos servicios. Las quejas se acumulan en los periódicos y canales de televisión. Incluso en las redes sociales, aparecen mensajes gráficos en que se muestra falta de profesionalismo, mala crianza e irrespeto a la dignidad de las personas. En un consulado en España, se acusa a la nombrada por amistad con Carlos Zelaya, de conductas indebidas.

En otros consulados no han sido nombrados los titulares porque los candidatos no reúnen las condiciones de idoneidad según el Estado en donde desempeñaran sus funciones. Ilustra que cuando no se abandona la exigencia para servir a Honduras, se debe tener competencia e idoneidad. Lo que es una clara indicación como Reina y García, irrespetando sus obligaciones constitucionales, son más leales al partido gobernante que a Honduras.

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