El virus al que nos referimos se adquiere en libros y escuelas. “Intelectuales”, activistas, políticos, periodistas y gobernantes que lo padecen, generan muertes y pobreza. En nombre de los pobres y de la igualdad, los gobernantes, víctimas de ese virus, destruyen, expropian y matan, para, según ellos, construir una sociedad igualitaria. A los gobernantes ese virus, que llamo maxsismovirus, les despierta un ansia por el poder absoluto.
El marxismovirus fue la enfermedad que más daño y muertes causó en el siglo XX y en lo que va del siglo XXI. Ese virus, MARXISMOVIRUS, ha generado más de 60 millones de muertos.
En China en la época de Mao, de 1959 a 1961, alrededor de 45 millones murieron de hambre, por la decisión de Mao, enfermo del marxismovirus, de implantar el cultivo colectivo de la tierra y la industrialización forzosa. En la URSS, Stalin, también contaminado por el marxismovirus, ordenó la colectivización de las tierras en Ucrania, de donde provenían la mayoría de alimentos. Murieron de hambre ocho millones de rusos.
En Camboya, en el régimen de Pol Pot y sus jemeres rojos (1975-1979) infectados de marxismovirus, murieron ejecutados y de hambre, cerca de dos millones. En Corea del Norte en los Gobiernos de Kim Jon-il y su hijo Kim II Sung, quienes padecían el marxsismovirus, murieron de hambre y ejecutados, aproximadamente dos millones. Sumando esos casos, más los muertos debido al marxismovirus en África y América, superan los 60 millones, fallecidos por las ideas marxistas alojadas en el cerebro de gobernantes. El coronavirus lleva 2.7 millones de muertos. A finales del 2022 sumarán, calculo, de 3.5 a 4 millones. Muchos muertos, pero serán 15 veces menos a los causados por el marxismovirus.