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Epílogo

  • 17 febrero 2023 /

Despedirme de algo que he amado tanto y por tanto tiempo no es cosa fácil. Decir adiós a mis escritos y pensar en que debo dejar ese espacio me hace sentir un inmenso vacío porque escribir me ha llenado, me ha hecho feliz y más aún ha permitido que me sienta un ser humano realizado.

Dios me ha bendecido de una manera especial. El regalo de mi amado esposo Juan, quien fue mi amigo, compañero, socio, mi otro yo, mi complemento perfecto, fue el inicio de una vida excitante en mi proyecto de ser humano. Mis hijos llenaron mi barca, y cada uno de ellos enriqueció mi existencia haciendo que cada día fuera digno de vivirse.

Dios me ha premiado con un equipo de amigas y amigos, algunos de los que todavía comparten mi tiempo y mis pensamientos porque hemos estado juntos en las buenas y en las malas, así que eso también vino de Dios.

Cuando decidí estudiar Periodismo, nunca me imaginé que eso me permitiría escribir para Diario LA PRENSA, producto de la cordial invitación de Amílcar Santamaría. Esa columna me dio el regalo de estar en contacto semanal con el pueblo, escribiendo mis vivencias, que son sus vivencias.

En mi columna de LA PRENSA, la constante siempre ha sido el tema de los valores personales, familiares, sociales y religiosos, porque creo que en la medida en que fortalezcamos esos valores, así seguiremos creciendo como sociedad.

Después de casi 40 años, me despido de esta tarea en el precioso mundo de los escritores, dejando mi legado periodístico en tres libros que resumen gran parte de mis escritos de cada semana. Crear esos libros también ha sido una experiencia gratificante porque me ha permitido recrear la obra escrita y convivir con quienes me han servido de apoyo para que esos libros estén en las librerías.

Gracias infinitas por el cariño que me han regalado a lo largo de toda mi vida.