07/12/2024
12:02 AM

Trump y el fin de la verdad

Donald Trump creía equivocadamente que si repetía mucho una mentira se iba a convertir en realidad, y no fue así, Trump perdió la elección presidencial.

Jorge Ramos Ávalos

Donald Trump creía equivocadamente que si repetía mucho una mentira se iba a convertir en realidad, y no fue así, Trump perdió la elección presidencial.


Por mucho. Los resultados oficiales le dan solo 232 votos electorales frente a los 306 para Joe Biden. Además, aunque no es determinante, Biden obtuvo a nivel nacional siete millones de votos más que Trump. El actual presidente no solo es un perdedor, sino que también es un mal perdedor.


​La cuenta de Twitter de Trump, irónicamente, incluye la palabra “real” (@realdonaldtrump), pero está cargada de ficción. Por ejemplo, Trump escribió a sus 88 millones de seguidores el 16 de noviembre: “Yo gané la elección”, cuando la mayoría de los medios de comunicación ya habían proyectado a Biden como ganador y presidente electo. La empresa Twitter, claramente, especificó que “muchas fuentes han dado otros resultados”, pero eso no evitó que 96,000 personas le hicieran retuit al mensaje de Trump y 678,000 le dieran un like.


​La otra gran mentira de Trump, además de decir que ganó, es que hubo un enorme fraude electoral que le quitó la victoria. “Hay tremenda evidencia de un fraude electoral”, escribió en Twitter el 15 de diciembre. Eso también es falso. Varias demandas fueron rechazadas por jueces en todo el país y la Corte Suprema de Justicia se negó a escuchar la demanda de Texas que buscaba revertir el resultado final de las elecciones presidenciales.


​Trump ha perdido muchas veces. Primero en las elecciones del 3 de noviembre y luego en las cortes. La humillación crece ante cada derrota judicial. Y cada vez que pierde hay un nuevo berrinche en Twitter. Todo esto se hubiera podido evitar si Trump no fuera tan mentiroso y hubiera reconocido el resultado de las elecciones; pero supongo que después de haber mentido más de 23,000 veces durante su presidencia, según el conteo del Washington Post, ya no se pudo resistir a decir la mentira más grande. ​Con la presidencia de Trump vivimos el fin de la verdad. ​

El problema no es solo que Trump mienta, sino que haya tantos estadounidenses que le crean. Una encuesta de Fox News asegura que el 77% de quienes votaron por Trump cree que él ganó. Esto significa que hay más de 56 millones de estadounidenses que consideran que a Trump le robaron la elección. ​Eso es falso. Trump perdió y punto, pero es como si estos votantes, que se creen las mentiras de Trump, vivieran en un universo paralelo o en un país distinto. “Si tu ves Fox News percibes la realidad de una forma distinta a los que leen The New York Times”, dijo el expresidente Barack Obama en una entrevista. “Y hasta que no tengamos una base de datos vamos a seguir teniendo estos dilemas”.


​Parte de la culpa -o la explicación- de este conflicto de universos informativos está en las redes sociales e internet. La gente suele leer, seguir, retuitear y darle likes a la información que coincide con su punto de vista. Y eso, sumado a los algoritmos de las redes sociales que te inundan con datos e imágenes similares a las que ya viste, crean unas burbujas informativas o “cámaras de resonancia“ para usar la expresión de Obama. Así, cada vez más escuchamos solo lo que nos gusta y es difícil escaparse a otras órbitas de datos. También hay Gobiernos y organismos que desinforman sistemáticamente a través de trolls o cibersoldados para imponer narrativas específicas. Su objetivo es confundir, esconder la verdad y empujar digitalmente un punto de vista.


​Esto genera problemas muy prácticos. Por ejemplo ¿cómo gobiernas en un país donde hay millones de personas que no consideran que Joe Biden es el presidente legítimo? Ese será uno de los grandes retos de su presidencia. Tarde y a regañadientes, varios republicanos -como el líder del Senado, Mitch McConnell- han ido reconociendo públicamente el triunfo de Biden. Y él tendrá que ir desmontando una por una las grandes mentiras de Trump.


​“Tú tienes el derecho a tu propia opinión, pero no tienes el derecho a tus propios datos”, es una frase que se le atribuye frecuentemente al exsenador Daniel Patrick Moynihan. Trump puede tuitear lo que quiera, pero no es el dueño de la verdad ni puede inventarse sus propios datos. Sus grandes mentiras -como decir que ganó la elección y que hubo un fraude masivo- le han hecho un enorme daño a la democracia estadounidense; pero solo basándose en hechos, en datos y en la ciencia se puede recuperar la confianza. ​Una de las mejores definiciones de objetividad que he leído es del profesor de Periodismo de la Universidad de Iowa State, Michael Bugeja. “La objetividad es ver el mundo como es”, dijo, “no como quisiéramos que fuera”. ​La realidad es que Biden ganó, aunque el mentiroso de Trump quisiera otra cosa. En este 2021, ya sin Trump en la Presidencia, empezaremos a recuperar el valor de las palabras. Y es que no hay otros datos.