25/07/2024
10:14 PM

¿Crisis diplomática?

Sergio Banegas

Hay varios elementos de conocimiento público y que no suponen ningún descubrimiento en el marco de las relaciones entre Honduras y Estados Unidos: el más evidente es que el país del norte es el principal socio comercial de Honduras, y, por ende, el país fuente de mayores divisas internacionales para la economía hondureña. También es de carácter público la conducta perenne de los estadounidenses de querer incidir e influenciar en las políticas internas de los Estados, sobre todo de aquellos, como Honduras, que tienen una dependencia descomunal en materia económica de esa relación binacional. Es pues normal que el niño rico dueño de la pelota quiera determinar la hora y lugar de la potra.

Con un gobierno de inclinación izquierdista (no radical como quieren hacer ver algunos de manera equivocada) es parte del escenario común que observemos reiteradas desavenencias y diferencias marcadas, pues por un lado el Tío Sam quiere mantener la acostumbrada hegemonía, y por otro lado, el gobierno quiere darse ínfulas de autosuficiente y soberano poniendo en aparente alto a la embajadora norteamericana.

Esa controversia por supuesto no conviene a ninguna de las dos partes, pues ambos se necesitan (aunque por momentos se convierta en una relación tóxica); Estados Unidos requiere esfuerzo del gobierno hondureño para la implementación de políticas públicas adecuadas que propicien el espacio en el país para que los hondureños no busquen emigrar en sendas caravanas; y por su lado, Honduras requiere que el gobierno de Biden apruebe un nuevo TPS para los miles de hondureños que viven y trabajan en Estados Unidos. Quizás con mejores y mayores canales de diálogo permanente la presidenta Castro podría mantener armonía y respeto con la representante norteamericana, pues hasta ahora no parece que la relación entre en una grave crisis que suponga ruptura ni mucho menos, pero sí es menester evitar un permanente conflicto que lleve a una sutil y permanente degradación que los lleve a divorcio insalvable donde ambas partes tengan pérdidas complicadas.