The New York Times
Por: Michael Crowley y Edward Wong/The New York Times
WASHINGTON — Donald J. Trump puede ser conocido por su estilo combativo, pero como candidato a la Presidencia en 2024, se retrató como un hombre de paz. Su firmeza y el “respeto” que goza de los líderes extranjeros, insistió, le permitirán resolver conflictos rápidamente.
“Mi legado más orgulloso será el de un pacificador y unificador”, dijo en su discurso de toma de posesión en enero.
La guerra en Ucrania podría terminar en tan sólo 24 horas, afirmó. Chocaría cabezas para alcanzar un acuerdo entre Israel y Hamas para detener los combates en Gaza.
Y afirmó que alcanzaría un acuerdo nuclear con Irán, “porque las consecuencias son imposibles”.
Sin embargo, días después de que Israel comenzó su ataque contra Irán, los proyectos de paz de Trump están en ruinas. Los combates en Ucrania continúan, y Trump parece haber perdido la paciencia con los esfuerzos por poner fin a esa guerra. En Gaza, tanto Israel como Hamas se aferran a las posturas básicas que establecieron antes de que Trump asumiera el cargo.
Y en lugar de anunciar un acuerdo nuclear con Teherán, Trump intenta sortear un peligroso conflicto entre Irán e Israel, el socio más cercano de Estados Unidos en la región.
“Cinco meses después de asumir el puesto, Trump observa el posible colapso de las negociaciones con mediación estadounidense entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos e Irán, e Israel y Hamas”, declaró Aaron David Miller, un ex diplomático estadounidense. “Y está aprendiendo la dura realidad de que la influencia y el poder de Estados Unidos, así como sus famosas habilidades de negociación, tienen límites estrictos, particularmente cuando no se cuenta con una estrategia eficaz y no se estás dispuesto a usar el apalancamiento estadounidense para que tenga éxito”.
Esperanza de paz
Los resultados socavan el argumento de Trump de que puede resolver problemas insolubles con astucia, ignorando el protocolo, dando la espalda a los expertos y despachando a enviados sin experiencia como Steve Witkoff, también magnate inmobiliario de la ciudad de Nueva York.
Trump también parece ser susceptible a confundir los halagos de otros líderes con una disposición a ceder sus intereses. El Presidente ruso, Vladimir Putin, ha elogiado a Trump por su fortaleza y valentía. Pero cuando este año Trump lo presionó para que transigiera en sus objetivos en Ucrania, Putin lo ignoró.
Pese a las frustraciones, Trump no ha perdido la esperanza de paz.
Mientras se elevaban columnas de humo desde los objetivos bombardeados en Irán, exhortó a Teherán a continuar las negociaciones sobre su programa nuclear. Sin embargo, no está claro si los líderes iraníes reaccionarán al ataque israelí con nuevas concesiones. Estados Unidos ya no tiene un socio negociador iraní: un ataque israelí mató a Ali Shamkhani, el principal negociador nuclear de Irán.
Algunos partidarios prominentes de Trump lo instan a continuar la diplomacia en Medio Oriente en lugar de inclinarse hacia una mayor participación en la guerra de Israel contra Irán.
En el frente de Gaza, Trump habló al principio de su Presidencia sobre un escenario post conflicto, diciendo que EU se “haría cargo” del territorio palestino y lo convertiría en “la Riviera de Medio Oriente”. Sin embargo, el interés de Trump ha disminuido desde entonces. El Ejército israelí, pertrechado con armas estadounidenses, continúa sus ataques contra Hamas.
Witkoff ha argumentado que su falta de experiencia diplomática es una ventaja, ya que le brinda una perspectiva nueva a los conflictos mundiales. Sin embargo, muchos críticos ven un vínculo entre las frustraciones de Trump y su decisión de marginar a los expertos gubernamentales que pueden garantizar que el Presidente y sus enviados comprendan plenamente los complejos problemas que enfrentan.
Witkoff ha estado supervisado prácticamente solo las conversaciones sobre Irán, Israel-Gaza y Ucrania-Rusia.
Witkoff pareció sorprendido este año cuando Hamas rechazó un posible acuerdo con Israel que creía que había aceptado, y admitió que podría haber sido “engañado” por el grupo militante. Tampoco logró presionar a Israel para que iniciara conversaciones avanzadas de alto al fuego.
Sea cual sea su objetivo final, Trump parece no tener paciencia con la labor necesaria para alcanzar resultados diplomáticos. La Administración Obama pasó casi dos años negociando el acuerdo nuclear con Irán del 2015, del que Trump se retiró en el 2018 —una acción que los detractores dicen colocó a Irán e Israel en la senda del conflicto.
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