Por Lisa Friedman y Steven Lee Myers / The New York Times International
Cuando casi 200 países firmaron el Acuerdo de París 2015, reconociendo la amenaza del aumento en las temperaturas globales y prometiendo acción, muchos esperaban que la era del negacionismo climático finalmente hubiera terminado.
Diez años después ha resurgido con fuerza, posiblemente más fuerte que nunca. Muchos que han hecho campaña para reducir el uso de combustibles fósiles han expresado su creciente alarma de que las fuerzas en su contra están ganando terreno en la guerra de la información.
Las industrias del petróleo, el gas y el carbón continúan minimizando el consenso científico de que la quema de combustibles fósiles se está calentando peligrosamente al planeta. En esta estrategia han participado países ricos en petróleo como Rusia, Arabia Saudita y bajo la Administración Trump, Estados Unidos.
El Presidente Donald J. Trump se burla del calentamiento global calificándolo de engaño, aplaudido por influencers que regularmente promueven la desinformación en las redes sociales que alguna vez intentaron frenarlo. Aunque estas opiniones han sido descartadas durante mucho tiempo como teorías conspirativas, su influencia en los debates políticos globales claramente ha aumentado.
La declaración final de las conversaciones sobre el clima de las Naciones Unidas, celebradas los meses pasados en Belém, Brasil, ni siquiera utilizó las palabras “combustibles fósiles”.
“Ha habido una campaña bastante sistemática, sofisticada y extremadamente bien financiada”, escribió J. Timmons Roberts, director ejecutivo de la Red de Ciencias Sociales del Clima en la Universidad de Brown en Rhode Island, en una sesión informativa en vísperas de las conversaciones. “Han logrado socavar la acción climática a nivel mundial”.
El Presidente Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil inauguró las conversaciones denunciando a los obstruccionistas que “rechazan la evidencia científica y atacan a las instituciones.
“Manipulan algoritmos, siembran odio y propagan el miedo”, afirmó.
Estudios alertan sobre el avance constante de la desinformación climática
Un creciente número de investigaciones advierte que la desinformación climática está aumentando de manera constante. Un estudio reciente encontró que los escépticos del cambio climático presentan su postura como “proyectando racionalidad, autoridad y autocontrol masculino”, mientras que quienes reconocen el calentamiento global “son retratados vía imágenes emocionalmente cargadas, feminizadas e irracionales”.
Las plataformas de redes sociales, los podcasts y otros medios de comunicación amplifican regularmente la desinformación climática. Aunque los críticos han hecho un llamado a las plataformas de redes sociales a hacer más, estas han dado marcha atrás a sus esfuerzos para combatir la desinformación climática.
En vísperas de la toma de posesión de Trump en enero, Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, la empresa matriz de Facebook, anunció el fin de un programa de verificación de datos en la UE que denunciaba sistemáticamente a quienes cuestionaban la ciencia climática. Y aunque YouTube prohíbe a quienes promueven la desinformación climática monetizar sus cuentas o comprar anuncios, algunos estudios argumentan que no aplican sus normas rigurosamente.
“Estamos donde estamos porque fuimos completamente ineficaces a la hora de defendernos de un bombardeo de desinformación de décadas”, dijo Sheldon Whitehouse, Senador de la UE que estuvo en Belém.
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