El presidente ruso Vladímir Putin enfrenta un nuevo roce diplomático luego de liberar tres tigres siberianos en la región de Amur, en mayo pasado, que atacaron varias cabras a inicios de esta semana en la zona fronteriza con China, causando daños materiales y aterrorizando a los campesinos de la zona.
Según los medios estatales chinos, Ustin, uno de los tres tigres liberados por el jefe del Kermlin, ocasionó la muerte de unas 15 cabras en Heixiazi Island, en la norteña provincia de Heilongjiang.
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La región comparte una frontera con la región de Amur en el extremo oriente de Rusia, y se cree que el tigre cruzó el río Heilongjiang para cazar.
Conservacionistas rusos rescataron a cinco cachorros en 2012, y el presidente ruso fue el encargado de ponerlos en libertad después de la rehabilitación y el entrenamiento de cacería.
A los animales les adhirieron dispositivos de seguimiento y, en octubre, Ustin, junto con otro tigre en libertad, Kuzya, tomaron camino a China.
El líder ruso ha estado involucrado en los esfuerzos de conservación de la especie. A menudo se le ha fotografiado con tigres y otros animales salvajes, y participa en una serie de actividades al aire libre en un aparente esfuerzo para reforzar su imagen como un líder fuerte e intrépido.
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