El gobernador del estado de Michigan dijo ayer que no pedirá al gobierno federal un rescate para Detroit y sostuvo que la declaración de bancarrota fue un camino necesario para reconstruir la ciudad, otrora capital de la industria nacional del automóvil.
“No puedo esperar uno (un rescate federal). El Estado no puede rescatar a la ciudad de Detroit”, ratificó Rick Snyder en la cadena CBS.
Detroit se declaró en quiebra el jueves pasado, atorada por una deuda de 18,000 millones de dólares, el agotamiento de las arcas estatales y una pérdida constante de población
La decisión causó un terremoto político y social, a pesar de que décadas de mala gestión la habían hecho previsible.
Casi la mitad de la deuda de la ciudad es con fondos de pensiones y seguros de salud de jubilados, lo que hace de los actuales y los antiguos asalariados de la ciudad los mayores perdedores potenciales de una reestructuración de la administración de Detroit.