14/05/2025
12:16 AM

Cúpula militar promete una transición democrática

Las todopoderosas Fuerzas Armadas de Egipto prometieron ayer una transición pacífica hacia un gobierno civil electo y el respeto de todos los tratados internacionales un día después de que el presidente Hosni Mubarak renunciase.

Las todopoderosas Fuerzas Armadas de Egipto prometieron ayer una transición pacífica hacia un gobierno civil electo y el respeto de todos los tratados internacionales un día después de que el presidente Hosni Mubarak renunciase y les entregase el poder del país.

Mientras tanto, miles de personas seguían celebrando en las calles su victoria sobre el régimen de Mubarak, de 82 años, que luego de tres décadas en el poder dimitió bajo la presión de las manifestaciones y se refugió con su familia en Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo.

El poder quedó en manos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, personificado por su máximo responsable, el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantaui, de 75 años.

En un comunicado leído en la televisión estatal, el consejo prometió una “transición pacífica del poder” que “prepare la vía para que una autoridad civil electa construya un Estado democrático”.

Afirmó asimismo que Egipto respetará todos sus tratados regionales e internacionales, confirmando implícitamente que el acuerdo de paz de 1979 con Israel permanece intacto.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu celebró la noticia, afirmando que este tratado es “una piedra angular para la paz y la estabilidad en todo Oriente Medio”. Egipto y Jordania son los únicos países árabes que firmaron un acuerdo de paz con Israel.

Transición

El Gobierno egipcio designado recientemente por Mubarak administrará provisionalmente los asuntos corrientes, precisaron los militares. Hoy domingo, primer día laboral tras el fin de semana musulmán, el gabinete tendrá su primera reunión de esta nueva etapa, informó la agencia oficial Mena.

El presidente estadounidense Barack Obama saludó ayer la promesa del Ejército egipcio de hacer una transición pacífica hacia el poder civil que sea elegido, señala un comunicado publicado por la Casa Blanca.

“El presidente (Obama) llamó a varios dirigentes extranjeros para continuar las consultas con sus homólogos sobre los últimos acontecimientos en Egipto”, indica el comunicado, que precisa que el mandatario habló con el primer ministro británico David Cameron, con el rey Abdalah de Jordania y con el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. Obama “saludó el cambio histórico de los egipcios y reafirmó su admiración por sus esfuerzos. Saludó el anuncio hecho hoy por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que prometió una transición democrática a los civiles y el respeto de las obligaciones internacionales” de Egipto, añadió el comunicado.

La justicia egipcia tomó acciones contra uno de sus ministros, Anas el Fekki, titular de Información, y contra el ex primer ministro Ahmad Nazif, a los que se prohibió salir del país “debido a las querellas presentadas contra ellos”.

Recuperando la normalidad

Muestra de un retorno progresivo a la normalidad, el Ejército retrasó el toque de queda, que ahora comenzará a medianoche, hasta las seis de la mañana. Tras una noche de frenética fiesta, los egipcios volvieron a confluir a la emblemática Plaza Tahrir (de la Liberación) de El Cairo, epicentro de 18 días de protestas, para seguir celebrando.

Allí se mezclaron familias, ancianos y por supuesto miles de jóvenes, que empezaron esta sublevación popular el 25 de enero, sirviéndose de Internet, y lograron propagarla al resto de la sociedad egipcia.

“¡Es una fiesta! Hemos vuelto a nacer”, afirmó Osama Tufic Sadalá, un ingeniero agrícola de 40 años.

El ejército levantó las barricadas y los espesos rollos de alambrada de púas que protegían el lugar.

Voluntarios civiles que limpiaban la plaza ayudaron a los soldados a retirar los restos de vehículos que ardieron durante los enfrentamientos entre manifestantes en favor y contra Mubarak la semana pasada que dejaron once muertos. Desde el principio de la sublevación prodemocrática, unas 300 personas perdieron la vida en todo el país, según cifras de la ONU.

La Policía, blanco de la ira popular tras su violenta represión de las manifestaciones contra Mubarak, se manifestó el sábado en la ciudad de Ismailiya, en la orilla del Canal de Suez. Gritando “La Policía y el pueblo unidos”, cientos de agentes uniformados y miembros de la Policía Secreta acusaron a sus oficiales superiores de haberles ordenado disparar sobre los militantes contra Mubarak.

Un motín se produjo en una cárcel de El Cairo y 600 presos escaparon, informaron responsables de la seguridad egipcia, precisando que un preso murió y 20 resultaron heridos.

Testimonio

El triunfo de la revolución contra el régimen de Hosni Mubarak devuelve al pueblo egipcio su dignidad perdida y el orgullo que le infundió el presidente Gamal Abdel Nasser en los años 60, considera Ahmed el Nashar, industrial egipcio de 62 años.

“Hemos recuperado nuestra dignidad y no volveremos a bajar nunca más la cabeza; la barrera del miedo se ha roto”, afirma a la AFP el industrial, cuyo padre Shehatta El Nashar, una de las figuras del Partido Comunista de Egipto, estuvo preso nueve años en la década de 1950 por sus ideas políticas.

“El problema de Egipto no es tanto la pobreza -los egipcios estamos acostumbrados a soportar una vida dura- como la humillación que hemos vivido; nuestro orgullo se había perdido no sólo dentro del país, sino sobre todo hacia el exterior”, dice. “El de Mubarak y antes el del presidente Anual el Sadat fueron regímenes policiales, donde la gente era tratada como animales”, explica. Pero “Egipto había sido un país fuerte” durante la presidencia de Nasser (1956-1970), agrega.

Cobertura

La prensa mundial reaccionó ayer con un optimismo prudente a la dimisión del presidente Hosni Mubarak, insistiendo en la incertidumbre que se abre para el mundo árabe.

“La marcha de Egipto hacia la libertad política no ha hecho más que comenzar”, escribe el Wall Street Journal. “Este nuevo Egipto es la mejor ocasión desde el 11 de septiembre (de 2001) de cambiar el esclerotizado mundo árabe y debería ser aprovechada por los egipcios y sus amigos”, añade. En Egipto, la prensa gubernamental, que de costumbre mostraba un apoyo sin fisuras a Mubarak, saludó el sábado la “revolución de los jóvenes” que han “vencido” al régimen. En Túnez, la prensa se pregunta: “¿A quién le toca ahora?”. “Esta revolución también es nuestra”, titula Le Temps. “El presidente-dictador (Mubarak) al fin ha comprendido que ninguna fuerza, por muy potente que sea, puede oponerse a la voluntad del pueblo. Él se ha enterado demasiado tarde y no ha asimilado la lección tunecina”. En Siria, el diario Baas, órgano del partido al poder, saluda “un momento histórico. Asharq Al Awsart, diario de Londres cuyo propietario es Arabia Saudita, se felicitó por la dimisión de Mubarak.

Fiscalía prohíbe salir de Egipto a ex primer ministro y titular de Información

El fiscal general de Egipto, Abdelmeguid Mahmud, decidió ayer prohibir al ex primer ministro Ahmed Nazif y al titular de Información, Anás al Fiqi, abandonar el país a la luz de “las denuncias presentadas contra ellos y contra algunos responsables actuales y antiguos”.

Según la agencia oficial Mena, la prohibición de salir del país se extiende al ex ministro del Interior, Habib el Adli, sobre quien ya había recaído una orden similar la semana pasada.

Una fuente judicial citada por la agencia indicó que Mahmud ordenó la congelación de los fondos de El Adli y su familia por supuestas denuncias que indican que habría malversado más de cuatro millones de libras egipcias (medio millón de euros) de una constructora a su cuenta personal.

La fuente reveló que se está fijando la fecha para celebrar una sesión en el Tribunal Penal de El Cairo para confirmar esa decisión. Indicó que el fiscal general ha invocado el tratado de la ONU de lucha contra el blanqueo de dinero que estipula el derecho de pedir ayuda jurídica a los países firmantes de ese acuerdo para asumir medidas y recuperar los bienes y fondos obtenidos por delitos de corrupción.