La falta de empleo y las pérdidas de muchos pequeños negocios por las tormentas Eta y Iota en noviembre de 2020 han provocado un acelerado crecimiento del sector informal en San Pedro Sula.
Una carpa y una mesa bastan para instalar un pequeño negocio en las orillas de las calles y avenidas, incluso en los principales bulevares (norte, sur y este). Debido a que la tercera avenida y demás calles de El Centro están saturadas de vendedores, los que están surgiendo están buscando nuevas zonas para ofrecer productos varios.
El último censo realizado hace años por las organizaciones de vendedores mostraba que había más de 11,700 en la ciudad, pero por el aumento que ha habido en lo que va del año estiman que ya son más de 13,000.
Claudia Pineda, presidenta del Sindicato Nacional de Comerciantes del Sector Informal de Honduras (Sincosih), dijo que en estos meses han observado que cada día surgen nuevos vendedores, sobre todo estacionarios (los que se instalan en un solo lugar), es por eso que han comenzado a levantar un nuevo censo.
“Estamos viendo cualquier cantidad de gente, antes no había vendedores estacionarios en los bulevares, ahora sí, hasta debajo de los puentes. Son personas que se han quedado sin empleo y buscan llevar ingresos a la casa”, explicó.
Pineda indicó que como organizaciones llevan años esperando la reubicación en un nuevo mercado, un plan que tiene en papel la alcaldía, pero al crecer el número de vendedores la saturación de las calles seguirá siendo un problema de nunca acabar.
“Para las organizaciones es preocupante, ya que estamos esperando el megamercado que va a construir la alcaldía; pero las calles de El Centro serán ocupadas por los nuevos vendedores”.
Los nuevos vendedores ofrecen productos varios, como accesorios para celular, ventiladores, trastes, plásticos, ropa, bicicletas, juguetes, artesanías, mascarillas, frutas, entre otros.
“Son vendedores estacionarios no ambulantes los que más están saliendo. Ahora hasta frijoles encuentra en los bulevares. También están buscando las zonas más arriba”, apuntó.
La líder de buhoneros aseguró que ya hablaron con las autoridades para que no siga este crecimiento irregular y desordenado, pero no han obtenido respuesta.
Desempleo
Esperanza Escobar, presidenta de la Asociación de Pequeños Industriales de Honduras (Ampih), indicó que la falta de empleo y oportunidades ha llevado a muchos a emprender sus pequeños negocios de manera improvisada e informal.
Reconoció que hay microempresas que estaban en la formalidad y con la crisis económica derivada de la pandemia se convirtieron a la informalidad.“Ha habido reducción de personal de las empresas, por ejemplo, en las mipymes ha habido una baja del 50% en los empleos”.
Escobar explicó que quienes están en la informalidad corren el riesgo de ser multados, sobre todo aquellas empresas que estaban en la formalidad y no hicieron la notificación de cierre ante el Servicio de Administración de Rentas (SAR).
Ismael Zepeda, economista del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), manifestó que antes de la pandemia ya había un gran número de personas en busca de empleo y, con la llegada del covid-19 y posteriormente las tormentas, los índices de desempleo aumentaron drásticamente.
“Antes de la pandemia ya había una informalidad muy alta, contratada más que los sectores privados y Gobierno. Con la pandemia y las tormentas se exacerbó”, expresó.
Zepeda estimó que unas 300,000 personas se han convertido en nuevos informales a nivel nacional.
Detalló que el crecimiento de la informalidad es crítica porque las empresas formales, que son un número mucho menor, hacen frente a la carga tributaria, la falta de seguridad social, el no acceso a créditos, no exportación, entre otros factores negativos.