Jorge Arturo Reina, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) en la década de los setenta , expresó a Diario LA PRENSA su preocupación ante las últimas tomas y protestas por grupos estudiantiles en la máxima casa de estudios.
Reina lideró muchas luchas en sus tiempos de dirigente estudiantil y por ello argumentó que las causas de estas acciones siempre son justas. Además recomendó a las partes en conflicto tener un diálogo inclusivo para no entorpecer las clases y la escogencia de un nuevo rector.
Las luchas estudiantiles en el fondo siempre fueron, son y serán por causas justas y nobles. Pueda ser que a veces se les vaya la mano, pero en otros casos lo que existe es una respuesta ante la fuerza. Las universidades son templo de la razón y aquí las autoridades y los líderes estudiantiles deben dialogar genuinamente.
Eso no puede suceder, es muy lamentable porque era un principio dentro de la autonomía, porque los conflictos dentro de la academia se resuelven mediante el diálogo. Una universidad es un templo de la razón y un batallón es un templo de fuerza. Aplicar la fuerza en una universidad es deformarla. La universidad tiene su seguridad interna.
Desconozco las causas de las tomas, pero puede ser que sí. La Ley Orgánica ya establece la duración del período del gobierno universitario, pero cuando viene alguien y cambia la ley sin el consentimiento de todos los sectores de la Unah, esto genera un problema. Aquí están los resultados, esto es algo que se pudo evitar.
No sé si continuarán las autoridades actuales o se escogerá a alguien nuevo, pero todo lo que suceda en los próximos meses en la universidad no debe estar al margen de la ley. Si alguien quiere torcer la ley para quedarse más tiempo anda mal y esto es algo que no puede suceder, todo rector cuando es investido de su cargo jura respetar la Ley Orgánica y la Constitución.
La persona que sea nombrada deberá tener capacidad de diálogo. Además de trabajar duro por el desarrollo de los estudiantes y demás sectores. La Unah no puede darse el lujo de perder otro período académico porque esto afecta a los estudiantes mismos y a los padres de familia.
La gran prioridad de los rectores y de la universidad en general es servir y educar para el desarrollo de su patria, en términos científicos, técnicos, humanos, sociales y culturales. El próximo gobierno universitario tendrá una enorme responsabilidad al frente del alma máter.