06/02/2025
01:25 AM

Producción de granos será deficitaria durante 2025

Los agricultores abrigan la esperanza de tener “un año fértil”, pero creen que será difícil aumentar la producción por los altos costos de insumos y por la migración

San Pedro Sula.

La migración de trabajadores del campo hacia Estados Unidos y los altos costos de los insumos amenazan con profundizar aún más la crisis de producción de granos básicos frente a un mercado en crecimiento constante.

Tanto los productores de lógica comercial como los de subsistencia, dedicados al cultivo de maíz, frijol y arroz, están de acuerdo en que las desventajas económicas y financieras convierten en una quimera la autosuficiencia agrícola del país.

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“Es como sembrar en un terreno seco y esperar milagros”, lamentan.

La escalada en los precios de la urea y los fertilizantes fosfatados, que se dispararon tras la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, y las alzas en los fletes marítimos entre 2020 y 2021, han sido un golpe contundente para los agricultores. Estos insumos esenciales, ahora fuera del alcance de muchos, se han convertido en el principal obstáculo para mantener la producción.

Precios

Juan Valladares, presidente de Prograno en Olancho, resume el panorama con frustración: “los costos de producción son cada vez más altos, los carburantes están por las nubes y los fertilizantes no se quedan atrás. En Honduras controlan el precio de los granos que producimos, pero no a los importadores de insumos, quienes operan como un monopolio”.

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Según Valladares, el precio de la urea ha llegado a superar los L600, y en ocasiones, justo antes de la siembra, los precios suben de forma arbitraria. “Antes de la guerra en Ucrania, la urea costaba L360 o L400. Luego se disparó a L800 y hasta más de L1,000. Aunque han bajado algo, no han vuelto a los niveles anteriores. Los importadores alegan que los fletes marítimos siguen siendo caros”, explica.

De cara a 2025, las proyecciones de Prograno pintan un panorama sombrío: una producción estimada de 7 millones de quintales de maíz frente a una demanda de 23 millones, entre 750,000 y 800,000 quintales de arroz para un mercado que requiere más de 4.5 millones y 1.2 millones de quintales de frijol para cubrir una necesidad de más de 2.1 millones.

“Con optimismo, creemos que 2025 será un año generoso en lluvias, pero no vemos un aumento en las áreas de producción. Cada año, estas se reducen por los altos costos y la deserción de agricultores, quienes enfrentan los estragos del cambio climático y precios injustos en el mercado”, dice Valladares.

Los productores de lógica comercial, quienes integran estrategias empresariales para maximizar la rentabilidad, también están sintiendo el impacto de la migración masiva de trabajadores rurales hacia Estados Unidos. La falta de mano de obra encarece las operaciones y dificulta aún más la producción.

En este contexto, la devaluación del lempira frente al dólar en 2024 ha agravado el panorama. Cientos de trabajadores rurales han optado por abandonar sus hogares y la agricultura para buscar un futuro mejor en Estados Unidos. Para ellos, la esperanza no está en sus aldeas, sino en las grandes ciudades norteamericanas. Antonio Amador, un ex agricultor de Santa Bárbara, relató a LA PRENSA que “antes de que Donald Trump endurezca las medidas en la frontera” decidió emigrar”, pues “de producir granos no se vive ni se avanza”, confesó.

“Salí de Honduras en noviembre y tardé casi un mes en llegar. Ahora estoy aquí en Texas, trabajando en la construcción. Lo que aquí gano en un día, allá tenía que trabajarlo toda una semana”, explicó Amador vía telefónica.

El caso de Amador es uno entre miles que reflejan la crisis que enfrenta el campo hondureño, donde la tierra, alguna vez resultó ser fuente de vida, ahora parece incapaz de sostener los sueños de quienes la trabajan.

Amador, que era un pequeño productor, y Valladares, que utiliza máquinas para producir, advierten que Honduras hace varios años perdió soberanía alimentaria y ahora depende de las importaciones de maíz y arroz de Estados Unidos y de los frijoles de Nicaragua.

Los agricultores consultados por LA PRENSA piensan que ningún gobierno ha sido capaz de desarrollar una estrategia que revierta el déficit de producción de granos condición que cada año se profundiza con los desastres naturales y dilatados ciclos de sequía.