06/07/2025
07:35 PM

“Toda afectación en su ecología es nociva e irremediable”: Unah sobre Islas del Cisne

La Alma Mater, través de la Escuela de Biología, expuso las razones para preservar las Islas del Cisne y señaló cuál será el impacto de construir una cárcel allí

Tegucigalpa, Honduras

Las Islas del Cisne son área protegida por acuerdo ejecutivo número 3056-91. El 30 de octubre de 1991 se declaró Parque Nacional Marino y se consideró necesario permitir la conservación y sostenibilidad de sus recursos mediante actividades de investigación, educación ambiental y ecoturismo, ratificando la postura en el decreto número 128-94.

Así, puntual, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras emitió un pronunciamiento sobre la propuesta de construcción de una cárcel de máxima seguridad en las islas del Cisne en el que establece las consideraciones ambientales y de conservación sobre este ecosistema en el Caribe hondureño.

La semana pasada, el ministro de Ambiente Lucky Medina, afirmó con respaldo de la representación por parte del Colegio de Biólogos de Honduras, que comprobó que las Islas del Cisne no están declaradas como “área protegida” ya que el decreto 30-56 de 1991 de la declaratoria de Isla nunca fue publicado en La Gaceta.

En respuesta, la Unah, a través de la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias, realizó un análisis exhaustivo de los riesgos e implicaciones que representa la construcción de una cárcel de máxima seguridad en las Islas del Cisne. Ellos se basaron en los hallazgos y evidencia científica disponible en los pocos estudios que se han hecho en la zona.

“En el 2002 el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras (Sinaph) propuso, que la categoría de manejo más acertada para esta área es la de Reserva Marina, cuyo objetivo es proteger, conservar y mantener fenómenos o procesos naturales en estado inalterado, para estudios e investigación científica, con énfasis en la protección del hábitat marino. También son consideradas prioridad a nivel regional ya que presentan ecosistemas terrestres y marinos únicos”.

En el numeral dos añade que “ni una sola actividad humana está libre de tener un impacto ambiental. La construcción de una cárcel de máxima seguridad es una intervención mayor y los impactos ambientales potenciales a las islas, cuyos recursos son limitados, son severos. Los impactos ambientales no se limitan a la construcción, sino que continúan con el mantenimiento de las personas privadas de libertad, sus suministros, consumos y desechos”, explicó.

Sobre su importancia como ecosistema, la Universidad amplió en el numeral tres que “las islas albergan ecosistemas frágiles y biodiversidad única. Las Islas del Cisne poseen especies nativas, endémicas y extremadamente raras. Además, el aislamiento geográfico y genético propio de una isla oceánica favorece que las especies generen patrones exclusivos de comportamiento, fisiología, ecología y morfología en comparación con sus homólogos continentales. Esto las vuelve altamente vulnerables por lo que toda afectación en su ecología es nociva e irremediable”.

La Unah amplió sobre la riqueza ecológica de las islas de forma muy detallada.

Estas aves son conocidas popularmente como “pájaros bobos” y habitan en Islas del Cisne, Honduras.

a) Importancia ecológica: El ecosistema de estas islas es un bosque seco tropical con presencia de 4 tipos de vegetación establecida: de playa y acantilados, herbácea, arbórea y lagunas de invierno: estas últimas son muy importantes como hábitat y alimento de muchas especies animales icónicas de estas islas tales como los pájaros bobos (Sula dactylatra y S. leucogaster) que las utilizan como área de anidamiento y las iguanas (Iguana iguana) que encuentran aquí su alimento. Por otra parte, las unidades geomorfológicas submarinas de la zona tienen una pendiente promedio muy bajo, lo que convierte al arrecife en una zona muy frágil para la deposición de sedimentos.

2. Importancia asociada a la flora: Estas islas representan el único lugar de vegetación caribeña perteneciente a Honduras. Se han reportado 171 especies de plantas vasculares, agrupadas en 51 familias, 27 géneros, 2 subespecies y 5 variedades. De ellas, 33 son nuevos registros para el país, entre ellas Harrisia eriophora un cactus extremadamente raro y la palma Coccothrinax jamaicensis, plantas que solo existen en este lugar y que se encuentran en peligro de extinción.

<b>La lagartija endémica Anolis nelsoni y el ave nativa Setophaga vitellina</b>

3. Importancia de los recursos faunísticos: En estas islas se han reportado 29 especies de corales, 65 especies de aves, 6 especies de reptiles y 54 especies de peces. Las comunidades arrecifales de esta zona son típicas de islas oceánicas, que forman páramos o praderas arrecifales que representan un hábitat exquisito y propicio para sostener una alta diversidad de especies de vida marina.

Entre la fauna de categoría especial se tienen registros de la lagartija endémica Anolis nelsoni, que no existe en ningún otro lugar del mundo y el ave nativa Setophaga vitellina, con una distribución limitada para esta isla y la Isla de Caimán. De la misma manera, existen indicios claros de la presencia de la hutía Geocapromys thoracatus, especie endémica considerada extinta.

4. Importancia de los recursos genéticos: Los recursos biológicos de la zona constituyen una reserva genética de gran valor intrínseco, propia para estudios evolutivos. La variedad genética que alberga representa un potencial para la investigación científica, la mejora genética de especies domésticas, la conservación de especies en peligro de extinción, la biomedicina o la bioingeniería. La conservación de estos recursos no solo beneficia a la biodiversidad, sino que contribuye al bienestar y progreso humano al proporcionar soluciones a desafíos globales.

“Toda afectación en su ecología es nociva e irremediable”: Unah sobre Islas del Cisne