Son misteriosas, solemnes, refugio de muchas personas, símbolos de religión y muestra de la majestuosa arquitectura colonial.
Las iglesias católicas del país son espectaculares. Cada pueblo, cada aldea de Honduras tiene una. Grandes o pequeñas, los constructores supieron plasmar todas esas ideas en edificaciones magníficas, distinguiendo a los pueblos con un toque mágico, religioso y arquitectónico.
La presencia de los españoles en Honduras dejó su huella en las construcciones, aunque fueron levantadas por manos hondureñas.
Yuscarán, Danlí, Trujillo, Santa Rosa de Copán, Comayagua y Gracias poseen una infraestructura que habla por sí sola de la dominación ejercida por España durante 300 años.
En este reportaje, La Prensa le ofrece una serie de fotografías de la mayoría de las iglesias coloniales del país. No hay municipio del interior en el que no se encuentre una de estas magníficas construcciones.
En todos existe la traza cuadriculada tradicional de las ciudades construidas por los españoles de la iglesia ubicada frente al parque central y cerca de la Municipalidad.
Conózcalas
Los monumentos de Comayagua cuentan la historia de su construcción con enormes bloques y puertas pesadas que adornan la entrada de los santos recintos, visitados por miles de peregrinos.
Son cinco iglesias: Nuestra Señora de La Merced, el otrora convento de San Francisco, la Inmaculada Concepción de Valladolid, San Sebastián y Nuestra Señora de la Caridad de Illescas.
Existen tres iglesias coloniales dentro del casco urbano de Gracias en Lempira: San Sebastián, Las Mercedes y San Marcos, y una cuarta, Santa Lucía, localizada a dos kilómetros del centro de Gracias.
De éstas, la más interesante por su arquitectura es Las Mercedes. En el municipio de Santa Cruz, en Lempira, habitado mayormente por lencas, se erige una iglesia pequeña y sencilla, pero con aspecto mítico. Una cruz con la pintura corrida le da la bienvenida a los feligreses.
Olancho
El templo de Juticalpa fue pintado hace unos años de blanco, pero todavía guarda su vieja puerta de madera. En la ciudad de Catacamas, la iglesia tiene una sola torre con un campanario. En Ojojona, Francisco Morazán, la población fue establecida a principios del siglo XVII; el municipio tiene marcada influencia de arquitectura colonial española, en la que se destacan tres iglesias del periodo colonial.
En Ocotepeque, al descender hacia el municipio de Belén Gualcho, lo primero que se observa es la iglesia colonial en las afueras de la ciudad y no en el centro del pueblo, debido a su topografía.
Esta hermosa construcción que se mantiene en muy buen estado de conservación tiene un altar en relieve de madera y pinturas religiosas de gran valor.
En este mismo departamento, en Vieja Ocotepeque, la iglesia es testigo mudo de la catástrofe del 7 de junio de 1934, cuando el río Marchala redujo a escombros la cabecera departamental. El templo fue remodelado, pero guarda intactos su pintura y terrones.
En Quezailica se encuentra quizás la iglesia más antigua de Copán. Su construcción data de 1791 y en ella se encuentra el Cristo Negro, que año con año es honrado por la feligresía.
Dos iglesias
Con cruzar una calle se puede trasladar de La Esperanza a Intibucá. El parque central está entre las dos ciudades. Hay dos iglesias coloniales, una en cada ciudad. Además hay un pequeño templo adicional en lo alto de la ciudad que marca la entrada a una pequeña cueva.
Muy pocos templos han sido modernizados en su exterior, pero en su interior los ventanales y los altares de madera fueron cambiados por la cerámica. Las puertas y el piso han sido remozados.
Uno de los problemas que enfrenta la mayor parte de las iglesias es el saqueo de sus tesoros.