El embajador de España en Honduras, Ignacio Rupérez, ha regresado a Madrid después de haber estado dos meses y medio en El Salvador esperando su reincorporación a Tegucigalpa.
Esta reincorporación sigue pendiente de que el Gobierno español reconozca al nuevo presidente electo de Honduras, Porfirio Lobo.
Rupérez permanecerá en Madrid 'hasta que se den las condiciones para que pueda volver a Honduras', de donde salió el pasado 3 de julio al ser llamado a consultas por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, informaron a Efe fuentes de este departamento.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero adoptó esta medida en protesta por el 'golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya y que llevó al poder a Roberto Micheletti el pasado 28 de junio'.
Al conocerse que Zelaya volvió a Tegucigalpa para refugiarse en la embajada de Brasil el pasado 21 de septiembre, el ministro Miguel Ángel Moratinos ordenó el regreso del embajador español, pero Micheletti impidió su entrada en el país, por lo que viajó a El Salvador.
Rupérez ha permanecido desde finales de septiembre en la embajada española en el país centroamericano vecino a Honduras, pendiente de la evolución de los acontecimientos.
La intención del ministerio de Asuntos Exteriores es que el encargado de negocios que suple a Rupérez al frente de la embajada española en Tegucigalpa 'hable en algún momento' con el entorno del nuevo presidente para analizar la situación, añadieron las fuentes.
España aún no ha reconocido la victoria electoral de Porfirio Lobo, el candidato del Partido Nacional, el pasado 29 de noviembre, al considerar que 'sigue sin restablecerse la normalidad democrática quebrada por el golpe de Estado'.
El Gobierno español confía en que la reunión prevista en los próximos días entre Lobo y Zelaya con la mediación del presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, permita abrir un diálogo político para avanzar en la resolución de la crisis de Honduras.