San Pedro Sula. Honduras
Cinco cadáveres más de migrantes hondureños que murieron en el descarrilamiento del tren, llamado “La Bestia”, en México, fueron entregados ayer a sus familiares, quienes los recibieron entre lágrimas, lamentos y desesperados gritos.
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Josué Ernesto Flores Fajardo (20) de Choloma, Cortés, Carlos Oviedo Bautista (29) de Erandique, Lempira, Jorge Alberto Zúniga Paz (27) de Santa Bárbara, Jorge Jobel Bustamante (16) de Villanueva, Cortés, y Wilson Antonio Miranda Franco (23) de Nueva Arcadia, Copán, son los compatriotas fallecidos que trajeron repatriados.
El avión de la Policía Federal mexicana que trajo los cadáveres al país desde México aterrizó en la pista del aeropuerto sampedrano Ramón Villeda Morales a las 3:35 pm, la cual da acceso a la Base Aérea Armando Escalón, adonde esperaban los parientes. En el lugar estaba la vicecanciller hondureña, Diana Valladares, para acompañar a las familias de los migrantes hondureños que murieron en el descarrilamiento del tren.
“En estos momentos tan difíciles nos solidarizamos con las familias de los fallecidos en el incidente del tren en México y además el Gobierno les dio una ayuda monetaria; aunque sabemos que nada llena el vacío de perder a un ser querido”, dijo Valladares, quien prefirió no especificar el monto que se les entregó a los parientes dolientes.
“La Bestia” les robó la vida
El momento más dramático fue cuando finalmente fueron bajados los ataúdes del avión y los familiares tuvieron que hacer el reconocimiento de los cadáveres de sus parientes. Muchos se resistían a creer que era verdad la muerte de sus seres queridos; aunque al final no tuvieron más opción que aceptar la dolorosa realidad.
Diario LA PRENSA habló con las cinco familias dolientes que ayer llegaron a la Base Aérea.
Diana Bustamante, familiar del fallecido Jorge Bustamante, dijo: “Nos enteramos por las noticias de que él murió en ese tren. El papá le había enseñado a soldar, pero Jorge decía que quería irse para ayudar a su mamá y hacerle una casa, pero La Bestia le robó la vida”.
Silvano Bautista, hermano del infortunado Carlos Ovidio Bautista, expresó: “Él hacía cualquier tipo de trabajo y por eso pensaba que en Estados Unidos le podía ir mejor. Era segunda vez que se iba. Cuando supimos que murió fue muy difícil de creer, pero es la triste realidad”.
Ramón Paz, tío de Jorge Alberto Zúniga Paz que murió en el tren en México, manifestó: “Él trabajaba en el mercado. Cuando se iba a ir hablé con él y le dije que era un viaje peligroso, pero unos amigos de él le ofrecían trabajo en Estados Unidos; pero la muerte lo detuvo”.
Carla Beatriz Aceituno Fajardo, familiar del fallecido Josué Ernesto Flores Fajardo, también habló: “Nadie debería morir así, pero en Honduras no hay oportunidades y por eso la gente arriesga la vida en el viaje a Norteamérica”.
Reynelda Franco, madre de Wilson Miranda Franco que perdió la vida en México, dijo: “Lloré cuando mi hijo me dijo que se iba a ir, le rogué que no fuera, pero pobrecito, quería darles a sus hermanas y a mí lo mejor. Él se encargaba de nosotras, porque yo estoy enferma y mis hijas están pequeñas”.
En el descarrilamiento del tren del pasado 25 de agosto en México murieron 11 hondureños, seis fueron repatriados la semana pasada y cinco ayer.
