Tegucigalpa, Honduras.
A 17 días del fallecimiento de Mayra Alejandra Tercero Acosta, estudiante de Odontología y presentadora de televisión, el resultado de la autopsia aún no ha sido revelado por las autoridades. Medicina Forense informó este miércoles 30 de julio que los estudios siguen en curso.
Tercero, de 31 años, murió el pasado 13 de julio tras experimentar fuertes malestares estomacales. Según lo relatado por familiares, fue llevada inicialmente a una clínica privada, donde recibió medicamentos sin que su condición mejorara. Posteriormente fue trasladada de urgencia al Hospital Escuela, pero llegó sin signos vitales.
El cuerpo fue ingresado a la morgue capitalina tras ser reconocido por personal de Medicina Forense, la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) y el Ministerio Público. Allí se le practicó una autopsia, como parte del protocolo legal.
Hasta ahora, los especialistas forenses continúan con exámenes en los laboratorios de histopatología y toxicología. Según explicaron, los resultados de estos análisis pueden tardar entre uno y dos meses.
Issa Alvarado, vocera del Centro de Ciencias Forenses del Ministerio Público, explicó que los resultados serán entregados directamente a la familia. “Al tener los resultados que determinen la causa de muerte de Mayra Tercero, serán entregados a los familiares y serán ellos los que van a decidir si se hacen públicos o no”, precisó.
Lo que se sabe de su muerte
La noticia de su muerte generó conmoción tanto en su círculo cercano como en quienes la conocieron a través de la televisión. Amigos y familiares la recuerdan como una joven “alegre, jovial y servicial”.
Según se conoció, Mayra pasó la tarde del 12 de julio compartiendo con amigos. Al día siguiente comenzó a sentirse mal, lo que llevó a buscar atención médica de inmediato.
Los restos de la joven comunicadora fueron sepultados en el cementerio Guangololo, en la comunidad de Las Flores, a la altura del kilómetro 23 de la carretera entre Tegucigalpa y Olancho. Fue despedida entre globos blancos, música de arpa y violonchelo, en una ceremonia íntima y emotiva.
