Atrapada en tráfico, en una desagradable tormenta que empeoraba aún más su estresante viaje al trabajo, Joanne Loewy prendió la radio del coche.
'Sentí que mi pulso se aceleraba', dijo Loewy, directora del Centro Louis Armstrong para la Música y la Medicina, del hospital Monte Sinaí Beth Israel de la ciudad de Nueva York. 'Entonces, cambié la canción a la suite para violonchelo de Bach de mi lista para ’tráfico pesado’ y pensé, ’no me voy a preocupar. Solo voy a respirar y a soltar todo’'.
Al otro extremo del metrónomo, el doctor David Alter, quien estudia el uso de la música para promover la salud cardíaca, pone a los Rolling Stones para obtener la energía que lo ayuda a completar una sesión de ejercicio.
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'Es como medicina', dijo Alter, cardiólogo de la Red de Salud Universitaria de Toronto y científico principal del Instituto de Investigación KITE de esa organización. 'En nuestras investigaciones, publicadas recientemente en el boletín Psychology of Sport and Exercise, se demostró que la música puede distraernos del dolor del ejercicio. Quizás por eso podemos hacer ejercicio más tiempo, o de manera más intensa, con la música'.
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Una buena medicina
Ese es el poder terapéutico de la música. Incluso ya en la antigüedad, los médicos griegos utilizaban flautas e instrumentos de cuerdas para la sanación. Hoy en día, los investigadores siguen descifrando los beneficios que tiene en la salud.
'Existe una percepción general de que la música nos hace bien', dijo Alter. 'Sin embargo, debemos comprobarlo científicamente. Creo que ahora somos más rigurosos en nuestro abordaje científico'.
Los estudios recientes destacan esa idea. En un estudio de 2020 publicado en el Journal of Cardiothoracic Surgery, se mostró que la terapia musical alivió el dolor, la ansiedad y la depresión en alungas personas que se recuperaban de cirugía de puente coronario.
De manera similar, las personas con episodios de dolor de pecho después de un ataque cardíaco, que escucharon 30 minutos de música todos los días durante un periodo de siete años, reportaron menos ansiedad y dolor de pecho – y tuvieron una tasa más baja de muerte cardíaca, comparadas con las personas que no escucharon música. Estos resultados preliminares se revelaron el pasado mes de marzo durante el congreso virtual del Colegio Americano de Cardiología.
Terapia
De hecho, en un estudio de 2018 publicado en Scientific Reports se sugiere que la terapia musical podría hacer más efectivos a los medicamentos para la alta presión arterial.
En general, dijo Alter, existen dos vertientes en cuanto a los porqués de la efectividad de la música.
'Una dice que la música en sí puede estimular todas las hormonas y funciones corporales saludables que disminuyen la presión arterial y mejoran los ritmos cardíacos', dijo. 'La otra escuela dice que las conductas que ejercemos son las que realmente ayudan al corazón y que la música solo nos ayuda a mejorar esos comportamientos'.
El último argumento, indicó Alter, es especialmente cierto en relación con una de las cosas más importantes que la gente puede hacer para el corazón: el ejercicio.
'Sabemos que el ejercicio cambia el juego en términos de supervivencia, longevidad y calidad de vida', dijo. 'Yo no creo que la música rija esas cosas directamente, pero la música puede ayudarnos con las opciones saludables de estilo de vida y conducta y estas pueden mejorar nuestro funcionamiento cardíaco'.
Loewy señaló que los ritmos musicales pueden afectar la respiración, la cual también afecta el funcionamiento del corazón. Aparte de los beneficios de disminuir el estrés, añadió, 'la respiración y el ritmo cardíaco van siempre a la par. Sabemos que si podemos ralentizar la función pulmonar y tener inhalaciones más fuertes con las que se absorbe más oxígeno en la sangre, tendremos mejores resultados cardíacos'.
La conclusión clara, dijo Loewy, es que la música debe ser parte del plan de salud de toda persona. En su centro se atienden personas de todas las edades y con distintos padecimientos, desde niños con retrasos de desarrollo hasta jóvenes con problemas emocionales y adultos con enfermedades crónicas.
'Todos pueden beneficiarse de diferentes tipos de música de acuerdo con su cultura, su historia, sus genes y su resiliencia', comentó. 'Un terapeuta musical puede ayudarlo a determinar lo más saludable para su caso'.
Aun sin consultar a un profesional, la gente sana puede beneficiarse de la música todos los días y hasta por las noches. Encuentre el acompañamiento preciso para darle energía a su sesión de ejercicio y luego escuche algo más calmado que le facilite un buen sueño.
'A mi me gusta el cantante Eminem, pero me pone activa. Por eso sé que no debo escucharlo antes de acostarme', dijo Loewy, quien también sugiere apagar la televisión y todos los aparatos una hora antes de dormir. 'Opte por música que lo ayude a relajarse'.