REDACCIÓN. Hay dolores que te ponen de mal humor, otros te hacen llorar y algunos hasta pensar en el suicidio. Parece exagerado, pero es una idea que llegan a considerar quienes sufren de neuralgia del trigémino.
También conocida como tic doloroso, se trata de una disfunción del nervio trigémino que se manifiesta con dolor facial extremadamente intenso. “Este nervio es uno de los más extensos de la cabeza y se encarga de toda la sensibilidad de la cara”, indica el neurólogo Rómulo Ramírez Gutiérrez.
Consta de tres ramas que se desprenden del ganglio trigeminal o de Gasser: la oftálmica, la maxilar y la mandibular, encargadas de conducir al cerebro las sensaciones de la parte superior, media e inferior del rostro.
El dolor es tan incomprensible como su origen, ya que con frecuencia no se comprueba una causa específica. La teoría más aceptada es la de compresión vascular, la cual explica que la afección dolorosa crónica se produce por la compresión constante que ejerce una arteria contra la raíz del nervio.
“Con el paso del tiempo la cercanía de la arteria con el nervio ocasiona su irritación y la aparición de síntomas”, explica por su parte el neurólogo Alejandro Marfil Rivera. Habitualmente la neuralgia del trigémino se presenta en pacientes mayores de 50 años, siendo el sexo femenino ligeramente más propenso.
También puede manifestarse en jóvenes, pero en la mayoría de estos casos aparece a consecuencia de otros males como tumor cerebral, aneurisma, esclerosis múltiple o infección por herpes zóster.
DETECCIÓN
El dolor intenso y súbito es el principal síntoma. Por lo general, se presenta de manera unilateral como una punzada alrededor del ojo, la mejilla y la mandíbula.
“Los pacientes suelen describirlo como una descarga eléctrica que los paraliza, tan insoportable que llegan a pensar en quitarse la vida”, explica el neurólogo Ramírez. La crisis alcanza el nivel máximo rápidamente.
El episodio puede durar desde algunos segundos hasta un par de minutos, y repetirse varias veces veces al día, a la semana o al mes, o después de algún tiempo.
“Pueden pasar días sin dolor, pero existen zonas de gatillo que lo ‘disparan’. Por ejemplo, si el paciente se toca la nariz o le da el aire en la cara se desencadena la neuralgia”, comparte el especialista.
El neurólogo Marfil añade que el borde de los labios, las alas de la nariz, las mejillas y el contorno de los ojos, se han identificado como zonas de gatillo que al tocarse activan la neuralgia.
¿MEDICAMENTO O CIRUGÍA?
El tratamiento farmacológico se basa en antiepilépticos o anticonvulsivos. “Estos medicamentos ayudan a disminuir la emisión exagerada de los impulsos eléctricos que ocasionan el dolor”, explica el neurólogo.
El medicamento puede durar desde 3 meses hasta 2 años o más, dependiendo de cada paciente.
A veces el dolor disminuye hasta en un 60%, en otros casos puede desaparecer o regresar. Cuando los fármacos no logran disminuir o mitigar el dolor, se considera el tratamiento quirúrgico, el cual incluye desde procedimientos ambulatorios, hasta otros más complejos.
Desde hace algunos años se ofrece la técnica de descompresión microvascular que consiste en separar la arteria que comprime la raíz del nervio interponiendo grasa o músculo, con esta cirugía se puede tener un 85% de éxito.
También existen otras técnicas que producen lesiones permanentes en el nervio, como la inyección de alcohol y la lesión térmica con radiofrecuencia que destruyen las fibras nerviosas del ganglio trigeminal para bloquear el dolor.