REDACCIÓN. En el mejor momento del día, aprovechando el efecto óptimo de su medicamento, algunos pacientes con enfermedad de Parkinson pueden llevar a cabo sus actividades cotidianas, sociales y laborales casi con normalidad.
El problema, no obstante, es que tal efecto puede durar apenas un corto periodo de la jornada. Ante ello, la ciencia médica ha desarrollado e implementado en el último par de décadas un procedimiento quirúrgico que consigue mantener a los pacientes en ese punto óptimo durante el mayor tiempo posible: la estimulación cerebral profunda.
“La cirugía no tiene intenciones curativas, sino que tiene el objetivo principal de potenciar los efectos farmacológicos de los medicamentos que se indican en pacientes con párkinson”, precisa el doctor Rodrigo Mercado, neurocirujano funcional especializado en cirugía de párkinson y trastornos del movimiento.
Lo que este abordaje multidisciplinario valora es, primero, que en realidad se trate de párkinson y no de alguna otra enfermedad; asimismo, que la persona aún responda favorablemente al tratamiento farmacológico con levodopa, al día de hoy el fármaco más efectivo para tratar los síntomas y propiciar la calidad de vida de los pacientes.
“Y, tercero y muy importante, que no haya alteraciones demenciales, que el paciente no tenga deterioro cognitivo moderado o severo y que anímicamente se encuentre estable, que no tenga datos de depresión, principalmente”, agrega.
Sobre todo, la principal indicación es que sean pacientes que cursan con fluctuaciones motoras, que Mercado explica como una condición dentro de la enfermedad en donde las personas tienen el referido efecto reducido del medicamento en el tiempo.
OBJETIVO
“El objetivo de la cirugía de estimulación cerebral profunda, entonces, es llevar al paciente y mantenerlo en esa condición óptima de medicamentos, en la mejor respuesta posible con levodopa, a lo largo del 100 por ciento de las horas despierto”, refrenda el experto.