Magdaleno y “Tony”, la historia de ambición y traición que desató una guerra
El botín enterrado de Magdaleno Meza ha causado una batalla feroz entre organizaciones criminales en Quimistán
- 16 de enero de 2025 a las 18:03 -

Magdaleno Meza, conocido también como Nery Orlando López Sanabria, fue un narcotraficante hondureño estrechamente vinculado con Juan Antonio “Tony” Hernández, hermano del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández.

Según investigaciones del Ministerio Público de Honduras, Meza y su esposa, Erika Julissa Bandy García, estaban involucrados en actividades delictivas junto a “Tony” Hernández.

La relación entre Meza y “Tony” Hernández se evidenció durante el juicio de este último en la Corte de Nueva York. Se presentó una “narcolibreta” de 350 páginas que detallaba numerosos envíos de cocaína supuestamente recibidos por “Tony” Hernández.

Esta libreta fue encontrada en vehículos decomisados a Meza durante una operación en Naco, Cortés, en junio de 2018.

Las anotaciones en las libretas mencionaban transacciones con individuos identificados como “Tony” y “JOH”, que, según la Fiscalía de Nueva York, hacían referencia a Juan Antonio Hernández y a Juan Orlando Hernández, respectivamente.

Estas evidencias sugieren que “Tony” Hernández distribuía cocaína a Meza para su posterior comercialización.

El vínculo entre Meza y “Tony” Hernández no se limitaba únicamente al tráfico de drogas. Según investigaciones, ambos planearon acumular una fortuna conjunta proveniente de sus actividades ilícitas.

Parte de este plan incluía la construcción de una laguna artificial en una propiedad de Meza en la aldea La Coroza de Quimistán, Santa Bárbara, donde ocultaron dinero, drogas, armas y oro en compartimentos sellados para evitar su detección.

LA PRENSA constató que la laguna, ubicada en una propiedad asegurada al capo, fue drenada para buscar barriles que, según testigos, contenían dinero, oro, armas y droga. Este tesoro era el pilar del futuro que Meza planeaba compartir con su socio, Juan Antonio Hernández, y que habría asegurado la riqueza para generaciones.

La pista sobre el escondite surgió de un empleado de confianza de Meza, quien compartió el secreto antes de desaparecer.

Este relato desencadenó un operativo que comenzó en diciembre de 2024, con maquinaria pesada y contingentes policiales vigilando la zona. Según fuentes locales, las autoridades habrían encontrado indicios de barriles en compartimentos diseñados como búnkeres, una obra de ingeniería que refleja la magnitud de las operaciones delictivas de Meza.

Tras la detención de Meza en 2018, las autoridades hondureñas incautaron documentos que establecían una conexión directa entre él y “Tony” Hernández. Estos documentos detallaban transacciones financieras y logísticas relacionadas con el tráfico de drogas, fortaleciendo las acusaciones contra el hermano del expresidente.

El asesinato de Meza en la prisión de máxima seguridad “El Pozo I” en octubre de 2019 levantó sospechas sobre un posible intento de silenciarlo, ya que su testimonio podría haber implicado aún más a “Tony” Hernández y a otros funcionarios de alto rango en Honduras.

La muerte de Meza no solo afectó las investigaciones en curso, sino que también tuvo repercusiones en su círculo cercano.

Su esposa, Erika Julissa Bandy García, fue asesinada en junio de 2023 en San Pedro Sula, en circunstancias que apuntan a una posible conexión con el ocultamiento de la fortuna acumulada por Meza y “Tony” Hernández.

Las “narcolibretas” de Meza han sido piezas clave en las investigaciones contra “Tony” Hernández y Juan Orlando Hernández. Estas libretas proporcionaron detalles precisos sobre las operaciones de tráfico de drogas, incluyendo fechas, cantidades y rutas utilizadas, lo que permitió a las autoridades construir casos más sólidos contra los involucrados.

La colaboración entre Meza y “Tony” Hernández ejemplifica cómo operaban las redes de narcotráfico en Honduras, donde figuras políticas de alto nivel estaban directamente involucradas en actividades ilícitas.

Mientras la Policía avanza con las excavaciones, el lugar está fuertemente resguardado, y los reporteros solo han podido capturar imágenes con drones. La atmósfera en la zona es tensa, con vecinos preocupados por la creciente presencia policial y la incertidumbre de lo que realmente yace bajo las aguas drenadas.

El legado de Meza no solo dejó riquezas ocultas, sino también un entorno de violencia y traición. Tres organizaciones criminales, formadas tras el asesinato de Meza, están presuntamente involucradas en la disputa por los bienes.

”Tony” Hernández cumple condena a cadena perpetua más 30 años en la prisión de Victrorville, California, Estados Unidos.