Filósofo corre a albañil por comer frente a su casa y desata ola de protestas en México
La presidente de México Claudia Sheinbaum, llamó al agresor "clasista y racista" y la gente llegó en masas a protestar hasta la vivienda en Mazatlán
- 25 de abril de 2025 a las 10:52 -

Esta imagen de un sujeto corriendo a un albañil que desayunaba frente a su casa ha desatado una ola de protestas y el repudio de todo México, incluido el de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Aunque en un inicio se manejaba que el agresor era un ciudadano americano, fue el propio sujeto que aclaró que es mexicano y que se llama José Ignacio Lizárraga. Tiene 78 años y es filósofo.

“Yo estaba sentado ahí, este señor llegó y empezó a agredirme”, narró don Jorge, el trabajador que fue agredido.

Tras viralizarse el video en las redes sociales, los vecinos de Mazatlán, Sinaloa, se comenzaron a organizar para mostrar su repudio frente a la casa del hombre.

Decenas de personas ocuparon la avenida Cruz Lizárraga, en el fraccionamiento Tellerías, en Mazatlán, Sinaloa, para reprobar la conducta del sujeto.

La movilización incluyó música a volumen alto, reparto gratuito de comida, claxonazos y el lanzamiento de huevos contra la fachada de la vivienda identificada como del agresor.

La convocatoria surgió en TikTok y comenzó alrededor de las 14:00 h del miércoles. Participantes llegaron con tacos, ostiones, pizzas y botargas para transformar la protesta en un “picnic colectivo”.

Algunos asistentes ondearon la bandera nacional mientras se reproducía la canción “Mi México”. Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal se desplegaron para mantener el orden y, tras algunos forcejeos, disolvieron la concentración sin detenidos.

Claudia Sheinbaum también repudió esta acción. "Las actitudes clasistas y racistas no son aceptadas en México", declaró, dejando claro que estos actos no tienen

“No soy gringo ni quiero serlo. Soy mazatleco, tengo 78 años y mi familia ha vivido aquí por generaciones”, dijo Lizárraga en entrevista con el diario Noroeste, mientras en el fondo se escuchaban golpes en las puertas de su casa. Lizárraga dijo que todo comenzó cuando pidió a los trabajadores de una torre en construcción que se movieran de la entrada de su casa para no bloquear el acceso. “He convivido con ellos por años. Solo les pedí que se recorrieran un poco para poder recibir paquetería y permitir el paso de mis clientes”, relató.

“Es impresionante cómo una mentira puede detonar un fenómeno social de esta magnitud. Yo estudié Filosofía, y esto es un ejemplo claro del poder de los discursos virales, del bulo que se vuelve verdad por repetición”, explicó.