Clara María fue a cobrarle una deuda a compañero y fue ultimada
Enterraron su cuerpo bajo una capa de hormigón que no había terminado de secarse
- 15 de marzo de 2025 a las 15:09 -

Conmoción causó el asesinato de Clara María Venancio Rodrigues en Belo Horizonte, Brasil. La joven de 21 años, que trabajaba como ayudante de cocina en una panadería y también se destacaba como artista, fue ultimada de forma violenta.

Su cuerpo fue ocultado bajo una capa de cemento en un intento de encubrir el crimen y evitar que las autoridades lo descubrieran.

Clara, originaria de Uberlândia, había enfrentado dificultades desde pequeña. Huérfana de padre, vivió sola desde los 14 años y con esfuerzo logró abrirse camino.

Además de trabajar en la panadería, dedicaba su tiempo a la producción de piezas de arcilla y pinturas, una de sus grandes pasiones. También disfrutaba del monopatín y sentía un amor incondicional por sus dos gatos.

La joven desapareció el domingo 9 de marzo tras acudir a cobrar una deuda de 400 reales (unos 70 dólares) a un antiguo compañero de trabajo, Thiago Schafer Sampaio. A las 22:45 envió un mensaje a su amiga María Venancio Rodrigues informándole que había recibido el dinero y regresaba a casa, un trayecto que solo le tomaría diez minutos. Sin embargo, nunca llegó.

Horas después, su amiga recibió mensajes inusuales, uno en la madrugada diciendo que estaba ocupada y otro en la mañana del lunes, en el que Clara la llamaba “amiga”, algo que no era habitual.

Luego de ese último mensaje, su teléfono se apagó y nadie pudo volver a contactarla, lo que generó preocupación y llevó a su búsqueda.

El miércoles, su cuerpo fue hallado en un pasillo angosto de una vivienda en el barrio de Ouro Preto. Estaba enterrado y cubierto con hormigón fresco, lo que evidenciaba un intento de ocultamiento.

La Policía Civil detuvo a tres sospechosos: Thiago Schafer Sampaio, Lucas Rodrigues Pimentel y Kennedy Marcelo da Conceição Filho. Thiago y Lucas confesaron su participación en el crimen, mientras que Kennedy negó estar implicado y fue liberado.

Fernando Sorrentino, uno de sus allegados, expresó la tristeza del entorno de Clara: “Fue una catástrofe lo que pasó. Todo el mundo está desolado”. La comunidad exige justicia por su muerte y espera que los responsables sean castigados con todo el peso de la ley.