Con una sonrisa en el rostro nos recibió María, usaremos ese nombre para proteger su identidad. Sólo tiene 12 años y ya es víctima del vih, pero eso a ella no la inquieta ni le quita sus sueños.
Recuerdo que desde pequeña mi madre me decía que estaba enferma, al principio no entendía mucho de qué se trataba, con los años me enteré de que ella me la había transmitido. Mi madre también fue una víctima porque mi papá la contagio, pero no siento ningún resentimiento hacia ellos yo los amo, por eso al entender mi problema no me causó gran impacto porque ya estaba preparada.
Al contrario, me dio más fuerza para salir adelante, en ningún momento me he sentido discriminada, voy a la escuela, juego, converso con mis compañeras y me desenvuelvo bien sin temores e inseguridades.
El próximo año iré al colegio y me gustaría estudiar bachillerato en administración de empresas, porque me encantan las ventas.
En la escuela compraba mercadería para venderla a mis compañeras, mi mamá me prestaba el dinero, luego con las ganancias le pagaba, me gusta ahorrar. Tengo dos cuentas de banco y dos alcancías. Estoy muy feliz porque acabo de culminar mis estudios y mi índice es de 99%, voy a seguir estudiando, uno de mis mayores sueños es llegar a ser una licenciada en pedagogía porque me encanta la idea de enseñar a los niños. Quiero especializarme y tener un máster o un post-grado.
Lo que más le gusta
Pese a mis dolencias, me entretengo leyendo libros, ése es uno de mis pasatiempos preferidos, ahora estoy leyendo uno de Shakespeare, Romero y Julieta. También disfruto de la música, mi grupo favorito es RBD y Gloria Trevi. Los sábados por la tarde voy a mis clases de baile donde practico danza flamenca.
Me encanta escribir poemas y versos, uno de mis preferidos es: La barra de San José yo no se cuándo florece, la vergüenza de los hombres no se cuándo aparece.
Con esto pretendo enviar un mensaje a las personas, que si tienen esta enfermedad, se cuiden para no contagiar y traer al mundo niños a sufrir con este mal, deben de ser más conscientes de sus actos.
He pasado momentos difíciles, cuando estaba en el primer año de escuela me enfermaba mucho y perdía semanas enteras, creo que mis compañeros ni me reconocían cuando llegaba, fallé tantas veces que tuve que repetir el año.
Una vez mis pulmones se llenaron de flema estuve muy grave, recuerdo ese gran dolor que sentía, mi mamá sufría mucho, hincada llorando junto con mis abuelos le pidieron a la Virgen y a Dios que me curara y al día siguiente como un milagro amanecí mejor.
En mi casa solamente mi abuelo y mi mamá saben de mi problema, mi hermana menor hasta hace un tiempo se dio cuenta, ella gracias a Dios se salvó porque no tiene esta enfermedad. Nos llevamos muy bien, jugamos a ver quién es la más grande y quién crece más rápido, nos divertimos bastante.
Yo siento que mi abuelo es el que sufre más cuando me enfermo, se preocupa y eso no me gusta, lo que hago cuando me siento mal es pedirle una pastilla a mi mamá y quedarme callada para que él no se dé cuenta. Pero me he recuperado, antes tomaba cuatro pastillas diarias, ahora sólo una, es complicado estar tomando medicamentos pero sé que es para mi bien y son tantos los sueños que tengo que eso me da ánimos.
Rayo de luz en su vida
Lo mejor que me ha pasado es integrarme al grupo de Feed The Children, ellos nos dan charlas sobre nuestro problema, hablamos de autoestima, motivación aprendemos manualidades y nos tratan muy bien. También haberme integrado al grupo del hospital es maravilloso, porque antes me afligía mucho, pasaba muy enferma pero mi recuperación con el apoyo de estas personas ha sido exitosa. Todos los días le pido a Dios que me cure y si esto no es posible que me permita llegar a ser una gran profesional porque quiero darle esa felicidad a mi madre. Para esta Navidad no pido nada, sólo estar reunida con mi familia y disfrutar de ella mientras Dios me dé fuerzas para seguir viviendo.