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Auge vehicular atrae inversión en ensamblaje

  • 22 junio 2015 /

Crecimiento del mercado de motocicletas permitió la apertura de planteles

automotrices y el interés de grandes ensambladoras

Tegucigalpa, Honduras.

¿Sabía usted que todas las motocicletas que circulan en Honduras no llegan al país armadas en su totalidad? Sí, así es.

Las motocicletas vienen empacadas en grandes cajas desde sus casas matrices hasta los talleres de ensamblaje que tienen cada una de las casas distribuidoras de estos automotores en el país.

Algunas motocicletas vienen armadas en un 75 u 80%, con su motor y su llanta trasera incluida.

Las partes restantes como el timón, cables, vías, cadenas y llanta delantera son un trabajo del cual se encargan técnicos especialistas hondureños.

Sin embargo, otras motos son ensambladas en un 100% en el país. El personal encargado ha sido capacitado por las casas matrices en sus talleres especializados en diferentes partes del mundo.

Las principales distribuidoras de motocicletas cuentan con su equipo de ensamblaje.

La empresa Ultramotor tiene un plantel en Amarateca; el Grupo Masada, un plantel en el bulevar Suyapa. En el anillo periférico lo tiene la empresa Intermotos. Existe interés de un grupo ecuatoriano en operar en la zona norte para el servicio de transporte público.

¿Por qué se ensamblan aquí las motocicletas?

Esta es una práctica que se realiza desde hace muchos años en el país. Los talleres de ensamblado se montaron para reducir el costo de envío de estos automotores.

Las motos vienen en cajas de una, dos y hasta tres unidades. No importa su tamaño, su precio o marca.

“Toda motocicleta que venga acá viene con detalles de desarme; todas aquí se arman, incluidas las Harley Davidson, porque, por el embalaje, al traerla armada, tiene que ser una caja grandísima y el costo es bastante alto. Al venir en partes, reducen espacios y, por ende, costos y entra más producto”, dijo a D&N Juan Ángel López, gerente de Servicios de la empresa japonesa Suzuki en Honduras.

“No importa el tamaño o su precio, todas las motos se ensamblan en el país, salvo en los casos en que los propietarios piden a la fábrica que se las envíen armadas o que la compre en Estados Unidos, Guatemala o Costa Rica”, explicó.

En Honduras, todas las empresas distribuidoras de estos automotores tienen su propio taller de ensamblaje, agregó.

Ejecutivos de Ultramotor y Motomundo confirmaron que cuentan con un plantel de ensamblaje, pero la gerencia informará posteriormente sobre esas inversiones.

En el caso de Intermotos, ensamblan las motos en los planteles de Tegucigalpa.

El gerente Frank Paz, quien se inició en el negocio de las motocicletas en 1999, señala que reciben el equipo de su moto KMF de China y lo ensamblan totalmente en Honduras.

“KMF es una marca hondureña 100%. Es una moto que ha sido diseñada con base en nuestras exigencias, un automóvil de alta calidad, con un diseño bonito con altos soportes en el área de servicios y d repuestos”, afirmó Paz.

Aunque el servicio de ensamblaje lo ofrece el fabricante, Paz señala que “nosotros escogimos hacerlo acá por dos razones: uno, la calidad en el armado, porque es profesional especializado que dedica mucho más tiempo al armado, y dos, porque damos más empleo al país”.

La compañía ensambla entre 10 y 20 motocicletas por día.

Personal calificado

Cada día se cuenta con más técnicos hondureños capacitados por los fabricantes de automotores.

Estos profesionales, que generalmente provienen de los colegios de enseñanza técnica en el país, como el Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop), Instituto Técnico Luis Bográn e Instituto Técnico Honduras, son capacitados en el área técnica, mecánica y de ensamblado.

Por ejemplo, la fábrica Suzuki capacita su personal en sus centros de capacitación de Guatemala, El Salvador o Colombia. Hay líderes que se capacitan en Japón y luego ellos replican sus conocimientos en la región.

“Las capacitaciones tienen que ser permanentes porque las actualizaciones y las modificaciones que traen las motos año con año varían, siempre traen un plus cada año, y hay que estar actualizados sobre esos cambios”, señala Juan ángel López, de Suzuki.

Los técnicos son los responsables de ensamblar las motocicletas antes de salir a rodar en las calles de Honduras. “En el país se ensamblan desde las motos convencionales hasta semiautomáticas, automáticas y las mecánicas”, dijo López, quien cuenta con 27 años de experiencia en el área.

“Nosotros no ensamblamos el motor, ya viene ensamblado, que esa es una ventaja porque este es un proceso que requiere de mucha parte técnica, de mucha logística en cuanto a estructuras y equipos y mucho conocimiento (...). Es decir que aquí se realiza el trabajo complementario, que es ajustar las partes que hacen falta al automotor con base en las especificaciones que les envía la fábrica”, explicó.

Centroamérica no cuenta con fábricas de motocicletas, solo con grandes planteles de ensamblaje. Hay centros en los cuales se ensamblan más de 1,800 equipos por día, frente a centros que en Honduras arman entre 400 y 500 equipos por mes.

René Zepeda, jefe del departamento de Ensamblaje de Suzuki, expresó que en su centro de trabajo ensamblan 13 modelos que comercializa la empresa en el país de las marcas Suzuki, Cadisa y Giro.

“Hay motos que se arman en una hora, son las que vienen menos desarmadas, a las que solo se les tiene que armar la parte superior y hacerle algunos ajustes en el sistema eléctrico, en los frenos”, explicó Zepeda.

Automotor popular

La motocicleta es el medio más popular de transporte en Honduras, ya no se considera un lujo tenerla, más bien es una necesidad en una ciudad con una estructura vial colapsada, según los distribuidores de estos equipos. Se estima que la circulación de estos vehículos ha experimentado un crecimiento del 60% en los últimos cinco años.

Todos los equipos que se mueven en este mercado son importados. Se trata de un promedio de 42 marcas traídas desde el mercado asiático (Japón, China, India) y americano (México). El mercado oferta varios modelos de este tipo de automotores: todo terreno (de trabajo), turismo, scooter (conocidas popularmente como vespa).

Las motocicletas que más se comercializan son las de trabajo, de 125 cc, que proveen economía, velocidad y fuerza. Son automóviles cómodos y a precios accesibles. Su costo promedio en el mercado -dependiendo de las marcas- es de unos 30,000 lempiras.