Dios envió a su propio Hijo, y lo envió tan débil como nosotros, los pecadores. Lo envió para que muriera por nuestros pecados. Así, por medio de él, Dios destruyó al pecado.
Hasta la década de 1980 la generación de ceibeños se seguía preguntando qué motivó al expresidente de Honduras Francisco Bertrand ordenar el derribo del gigantesco árbol de Ceiba. La Novia de Honduras...