La intención del Ejecutivo conservador es reducir en gran medida el número de test que se realizan para concentrarlos en la población más vulnerable, pues solo el pasado mes de enero se gastaron más de 2.000 millones de libras en pruebas, según dijo Johnson a la BBC.
El primer ministro británico compareció ante los legisladores para pedir esperar el resultado de la investigación sobre su asistencia a fiestas durante el confinamiento.