El hecho de colocar una placa en la escuela de Santa Anita, Ocotepeque, por parte de autoridades gubernamentales, adjudicándose logro ajeno, ya que tal escuela pudo ser construida con fondos recibidos por admiradores nacionales e internacionales del japonés-hondureño Shin Fujiyama, que recorrió tres mil kilómetros desde Reynosa, México, hasta El Progreso, Honduras, soportando fatigas, temperaturas extremas, quebrantos de salud, sin por ello renunciar a su objetivo, merece gratitud y reconocimiento.
jueves , 5 diciembre 2024