Canaturh advierte que las ocupaciones ilegales en áreas como Trujillo y Balfate afectan la confianza de inversionistas extranjeros y debilitan el clima de negocios en Honduras.
En los mercados financieros y bancarios, el impacto también es severo: aumentan las primas de riesgo, se contrae el crédito al sector privado y crece la fuga de capitales.