El origen de la crisis se remonta a principios de julio, tras las sanciones de la UE contra Bielorrusia por violar los derechos humanos y reprimir a opositores, cuando la guardia fronteriza de Lituania detuvo en un solo día al doble de inmigrantes de Oriente Medio procedentes de territorio bielorruso que en todo el año 2020.Aquella situación se extendió a las fronteras con Letonia y Polonia durante las siguientes semanas, mientras que el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, respondía a las críticas de Occidente con frases como “Nosotros frenábamos a los inmigrantes, ahora van a atraparlos ustedes mismos”.