Bunbury relató que la anterior gira, cancelada por su salud, fue “muy complicada” porque cada concierto era “como escalar un ochomil (montaña de más de 8.000 metros de altitud)”
“Empecé a tener una tos convulsiva y nocturna que hacía que no pudiera dormir por las noches. Sentía arena en los pulmones”, ahondó el músico, de 55 años.