Si alguna vez sentiste que tenías algo importante que decir y no supiste cómo, si alguna vez el miedo te robó la palabra en el momento clave, déjame decirte algo: no estás solo.
El potente grito del mondonguero se escuchaba desde lejos, y las amas de casa salían con sus respectivos calderos a comprarlo para preparar esa tradicional sopa.