El desconocido cambió la llanta, aseguró bien los tornillos; ella sonrió agradecida, metió la mano en su cartera y él contesto: “No, no señorita, guarde su dinero.
Hay muchas historias sobre las iglesias de Comayagua, la ciudad de Centroamérica donde los españoles levantaron muchas iglesias que hasta nuestros días.