Desde octubre de 2019 las autoridades neoyorquinas no anunciaban nuevas identificaciones, que en esta ocasión han sido posible a través de los análisis de ADN de los restos que se recuperaron del lugar del suceso que se cobró las vidas de 2,753 personas el 11 de septiembre de 2001.
Recientemente, la Oficina del Médico Forense ha adoptado la tecnología de secuenciación de ADN de nueva generación , que también se ha utilizado en la identificación de los restos de militares estadounidenses.