Se trata de Wendy Yarely Murillo, quien, de acuerdo con sus padres, el pasado domingo salió de su casa a las 2:00 pm y dijo que se dirigía a la iglesia, sin embargo, los miembros de la congregación afirman que no la vieron.
Al parecer, un miembro de la familia saltó al agua y comenzó a golpear al tiburón hasta que el animal soltó al menor, que tuvo que ser trasladado de urgencia en avión a un hospital.
En una conferencia de prensa en abril pasado, la comisionada de Agricultura y Servicios al Consumidor de Florida, Nikki Fried, dijo que el reporte de la investigación concluía que “el sensor de seguridad del asiento se ajustó manualmente” al gran tamaño del chico, lo que permitió que la apertura del arnés fuera casi el doble de lo normal.