25/04/2024
08:13 AM

Hermanos de sangre comparten su vocación por el sacerdocio

Ambos son sobrinos del expárroco de Chamelecón Luis Estévez, quien ha sido un guía importante en el proceso de formación de los hermanos.

San Pedro Sula, Honduras.

Son hermanos de sangre nacidos en la montaña de El Merendón y descubrieron su vocación sacerdotal de distintas maneras. Pronto serán ordenados como diáconos.

Bryan Eusebio tiene 24 años y Jason Enmanuel Guerra Estévez, 27. Vienen de un hogar católico, hijos de José Eusebio Guerra García, un celebrador de la palabra de Dios, y Gladys Patricia Estévez Estévez, una catequista.

Ambos dan su testimonio con emoción y alegría, seguros de que su caminar es una obra y un llamado de Dios.

Bryan y Jason guerra estévez serán ordenados como sacerdotes el próximo año

Jason es maestro de educación primaria y recuerda que su inquietud vocacional surgió el día que recibió el sacramento de la confirmación.

“Estábamos en una hora santa, pero yo traté de callarme ese llamado y decía, no, esto no es conmigo, me fui a estudiar me gradué de maestro y esa inquietud siempre estaba presente, pero no le hacía caso” dijo a LA PRENSA.

“Siempre mi familia estuvo cercana a la Iglesia, pero mi vocación sale a flote con unos misioneros agustinos que siempre iban a misión a El Merendón, entonces los acompañábamos a las comunidades. Ya estoy en séptimo año y termino los estudios de Teología”.

Bryan es maestro de educación primaria y trabajó como tal, el próximo año finaliza su licenciatura en Teología junto con su hermano Jason.

Bryan, de 24 años, muy emocionado, dice que al inicio su tío, el padre Luis Estévez, fue el que sembró la inquietud vocacional en el proceso, “luego decidí hacer una experiencia en el seminario menor Santiago Apóstol. “Ahí curse el bachillerato y la formación del padre Javier”.

Confiesa que nunca con su hermano hablaron entre sí de su vocación.

“Es una experiencia muy maravillosa por el hecho de que somos hermanos y tenemos una historia en común, compartimos la niñez y al crecer coincidimos en este camino vocacional. Uno ve que es una obra de Dios por el hecho de que nunca hablamos de vocación y coincidimos en el proceso de formación. Somos hermanos biológicos y de camino al sacerdocio”.

Alegría

Ver a sus sobrinos en el camino del sacerdocio es para el padre Luis Estévez, expárroco de Chamelecón y quién actualmente estudia en Roma, un motivo de regocijo.

Jason confiesa que ser sacerdote es una bendición y agradece a Dios el llamado. En la fotografía con monseñor Ángel Garachana Pérez.

“Para mí es una alegría saber que dos de mis sobrinos quieren ser sacerdotes. Mi experiencia y mi testimonio les ha motivado a seguir el camino del Señor; pero cada quién encuentra su vocación”, dice a LA PRENSA.

El sacerdote explica que es muy satisfactorio saber que en la familia pueda haber dos padres más.

Se ha vivido una historia de fe en mi familia porque desde mi bisabuelo ellos han sido muy religiosos. Nosotros somos originarios de la aldea Santa Marta de El Merendón, ellos fueron los que llegaron primero y comenzaron a construir los primeros templos.

“Ha sido una herencia familiar, nuestra familia siempre ha servido a la iglesia. Yo tengo ya 12 años de ser sacerdote y la Iglesia necesita muchos más sacerdotes y religiosas. Que una familia pueda dar vocaciones es una gran bendición. Toda la familia está feliz por ellos y somos bendecidos con estas vocaciones”.