La MS y 18 dan protección territorial a negocios de prostitución en Honduras

San Pedro Sula

Ante el crecimiento exponencial de las organizaciones que se encargan de traficar con personas a través de la explotación sexual comercial, las autoridades policiales de Honduras, aún con las limitantes de logística y de recurso humano, hacen lo posible para frenar el delito, el tercero más lucrativo en el mundo.

LA PRENSA Premium conversó a fondo con unos de los investigadores (solicitó omitir su identidad) de la unidad policial especializada de combatir este flagelo.

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El oficial considera que la explotación sexual es un tema de nunca acabar pese a los esfuerzos hechos, al tiempo que subrayó que en los últimos años han identificado un auge de captación de mujeres a través de las redes sociales, tal y como lo informó este rotativo.

“Hay una red negra donde estas redes operan de forma segura, según ellos, porque es difícil detectarlas. Aquí encontramos tratantes de todo tipo, incluso los vinculados con pornografía infantil que ofrecen material a ciudadanos de otros países”, señaló la fuente.

Detalló también que, después de la pandemia, miraron un uso desmedido de redes sociales como Facebook, Instagram, WhatsApp y el mismo Tik Tok por parte de tratantes.

“Esta gente ya tiene los lugares específicos donde dan el masaje, pero todo es una fachada. Lo primero que hacen tras atender el cliente es verificar si se trata de un policía, ya que en algunas ocasiones se les ha tumbado el negocio”, dijo.

Según indagaciones, las mujeres que son utilizadas para esta actividad se encargan de estudiar sutilmente al cliente, sobre todo si es alguien nuevo, pues ya tienen los definidos según el número de visitas.

Una vez identifican cero riesgo, entonces ofrecen los servicios sexuales o esperan que el cliente se los pida. Aunque en muchas ocasiones las víctimas son obligadas, en otros casos ni siquiera se dan cuenta que están siendo explotadas, pues piensan que se trata de un favor.

También se sabe que hay víctimas usadas para coordinar el encuentro entre el cliente y la chica, esta persona aparentemente tiene un beneficio extra y puede agenciarse de más dinero en comparación con quienes se venden directamente.

“Por ejemplo, de un servicio que costó 2,000 lempiras, a la víctima le viene quedando alrededor de 500 lempiras por cliente. Luego de dar el servicio, los tratantes la registran toda para asegurarse que les entregue todo el dinero y si le hallan algo extraño o hizo algo fuera de lo establecido hasta la amenazan”, puntualizó el agente de investigación.

Las pesquisas indican que en ciertos casos ellas son libres de llegar cuando quieran, pero también se han localizado menores sometidas contra su voluntad y con restricciones de salida.

El organigrama básico de estas organizaciones criminales se suele distinguir por los mismos roles: el que la capta, quien la acoge, el que la transporta, quien la recepciona y por último el que la prostituye (cabecilla).

Hay estructuras transnacionales que funcionan con nexos en Belice y Guatemala, pero que el proceso de captación se da en Honduras y el traslado de mujeres ocurre a través de tierra. Habitualmente el cabecilla de estas redes no es hondureño, sino extranjero.

Las principales víctimas son aquellas en extrema pobreza o que andan en la calle, las cuales son engañadas diciéndoles que el viaje es para otro propósito y cuando se llega al destino final las prostituyen.

“Por ejemplo, hemos visto casos donde los que reclutaban estaban en Honduras, pero cuando llegaban a Belice las explotaban. Al inicio les decían que iban a repartir tragos o comida como meseras; las obligaban a vestir corto y a sostener relaciones sexuales para no matarlas o acabar con su familia en sus lugares de origen”, señaló el investigador.

El entrevistado reveló, por ejemplo, que en Honduras hay organizaciones que se han constituido como redes profesionales, donde hay ciertos cabecillas que están vinculados a Medicina y Derecho.

También se han hallado jefes criminales y clientes asociados a policías, periodistas, ingenieros y docentes.“Hemos identificado que hay abogados que se integran a este negocio y no es que pongan un bufete como tal, sino que instalan un supuesto salón de belleza que en realidad es una casa de masajes y el dueño principal es un abogado”, aseguró el investigador policial.

Subrayó que regularmente están involucradas la Pandilla 18 y Mara Salvatrucha, que tienen como misión la protección territorial, pero no son los tratantes directos. Se encargan de asegurarse que no haya “relajo” en la zona y que operen tranquilamente, en una especie de control y custodia.

“En San Pedro Sula allanamos una casa de masajes donde un pandillero gozaba de sus beneficios por apoyar con seguridad; es decir, tienen derecho a ciertos gustos. Una de las víctimas nos contaba en aquel momento que no tenía empleo y debía darle de comer a sus hijos, ella lloraba y decía que no tenía otra opción”, agregó.

Regularmente los dueños de hoteles no están metidos en este negocio, pero son permisivos, así que “deben registrar a quienes ingresan allí”, comentó.

Este delito se da en las áreas de mayor urbanización. En San Pedro Sula, la Policía tiene en la mira zonas como la colonia Trejo, residencial Río de Piedras, así como los distintos barrios que conforman el centro de la ciudad.

Mientras que en Tegucigalpa es más variada la operatividad, vigilan recurrentemente en puntos comerciales y cercanos al Hospital Escuela y Lomas del Guijarro.

La falta de oportunidades de empleo, bajos niveles de educación y violencia, entre otros factores, son las principales razones que aumentan la vulnerabilidad a convertirse en víctimas de la trata de personas.

Las víctimas de este flagelo a menudo son atraídos con atractivas ofertas de trabajo y manipulados por los tratantes a través de deudas espurias, amenazas y obligados a trabajar en condiciones deshonestas.

El Gobierno hondureño calcula que cerca del 51% de las víctimas de este delito son menores de edad, 32% mujeres, 12% hombres y 2% personas de la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transexual e intersexual (LGBTI).