El Suchiate, la poroza frontera llena de pasos "no tan ciegos"
Tecún Umán, Guatemala
- 30 de marzo de 2025 a las 23:59 -

El Paso del Coyote es el acceso, o "punto ciego" de migración, más popular en el río Suchiate. Ahí convergen decenas de balseros que ahora trabajan más organizados y por turnos, llevando gente de un lado al otro. Por cada viaje cobran 10 quetzales, equivalentes a 33 lempiras.

Aunque los guatemaltecos tiene la posibilidad de pasar legalmente a México por medio de la Tarjeta de Visitante Regional (TVR) que les da permiso de hasta siete días para circular por ciudades fronterizas de México, muchos se saltan el trámite y van y vienen por los puntos ilegales del Suchiate.

El puente Rodolfo Robles (al fondo) sobre el río Suchiate es considerado la puerta de entrada a Centroamérica y une a Guatemala y México. Datos del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), señalan que en el primer trimestre de 2025, se realizan por él, unos 15,000 cruces diarios; 1,350,000 en tres meses.

El río Suchiate tiene una longitud aproximada de 161 km y forma parte de la cuenca del Pacífico. Es un río binacional que marca la frontera entre Guatemala (departamento de San Marcos) y México (estado de Chiapas). Nace en el volcán Tacaná también ubicado justo en la frontera entre ambos países.

Muchas personas optan por pasar a pie el río, que en esa parte del Paso de El Coyote mide unos 150 metros de ancho y es poco profundo. El agua llega por arriba de las rodillas, y debido a que está engavionado para mantener las balsas a flote, tiene muy poca corriente en el verano.

Los guatemaltecos que viven en las ciudades fronterizas van y vienen por razones comerciales o de trabajo. Muchos tramitan la Tarjeta de Visitante Regional, pero debido a que ha aumentado la demanda de este documento y ya no lo emiten en el mismo momento, muchos prefieren pasar por los pasos ilegales.

El Suchiate también es el sitio propicio para el paso de mercancía de contrabando. A bordo de las balsas pasan desde México productos de abarrotería hasta maíz y café, entre otros productos de consumo. En esas zonas se debe circular con cuidado, ya que se mueven miles de pesos y quetzales sin reportar impuestos.

Diarios como Prensa Libre de Guatemala reportan que cada año pasan en promedio por el Suchiate unas 64 mil toneladas de mercadería de contrabando. También se pasa por ahí combustible, que se vende a vista y paciencia de las autoridades. Se estima que hay unos 54 puntos ciegos a lo largo de la frontera binacional.

Se estima que 1,200 balsas operan diariamente en el río Suchiate, con un total de 108,000 cruces irregulares en el primer trimestre, según la Policía Nacional Civil (PNC). Aunque los militares han llegado a los cruces, eso no desalienta la nutrida actividad económica del río.

Guatemala y México comparten unos 200 kilómetros de frontera que abarca a los departamentos de San Marcos, Huehuetenago, Quiché y Petén. Ciudades como Tecún Umán en Ayutla, mantienen su dinámica económica por el millonario negocio que se mueve al lento ritmo de las aguas del río.

Muchos guatemaltecos pasan en grandes números a México. Allá trabajan, por lo general, en haciendas de ganadería o cafetales. Muchos también viajan por razones de estudio o turismo.

Las balsas que se usan en el Suchiate son construidas con neumáticos de llantas de grandes camiones o tractores. Por encima llevan trozos de tarimas que soportan el peso de hasta 15 personas en un solo viaje. También pueden soportar hasta 12 quintales por viaje.

De acuerdo con estudios realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el comercio informal entre México y Guatemala alcanza un valor superior a 500 o mil millones de dólares anuales. Ese monto indica que el comercio informal en el río Suchiate generó un movimiento económico estimado en $12.5 millones durante el primer trimestre de 2025, según el Ministerio de Economía de Guatemala.

Por este activo comercio transfronterizo, Guatemala enfrenta pérdidas significativas cada año debido a la evasión de impuestos y el incumplimiento de regulaciones comerciales, lo que impacta negativamente en la recaudación de ingresos fiscales.

Los guatemaltecos prefieren comprar en México porque en ese país les rinde más el dinero. Si en Guatemala un producto cuesta por unidad 50 quetzales, en México, al cambio, compra tres productos por el mismo precio.

En la conurbación de Ciudad Hidalgo-Tecún Umán se encuentran seis cruces informales por donde la mercancía transita entre México y Guatemala, siendo los puntos de trasiego "El Limón", "Los Rojos", "El Palenque", "El Cascajo", "El Coyote" y "Las Hamacas" , mencionados en orden de importancia por la intensidad en el flujo de bienes y personas. (https://www.scielo.org.mx/)

Así se ve el lado mexicano del Suchiate. Este paso lleva a Ciudad Hidalgo, estado de Chiapas. Desde ahí solo toma 40 minutos recorrer los 37 kilómetros que la separan de Tapachula, una ciudad que también es parada obligada de los migrantes, y que albergó por muchos días, las caravanas migratorias.

Los comerciantes transfronterizos trasladan hacia Guatemala productos industrializados en sus distintas presentaciones y marcas. Alimentos de primera necesidad como huevo, maíz, frijol en grano y enlatado, sal y arroz. Comestibles diversos entre los que destacan la soya, pastas para cocinar e instantáneas, agua embotellada.

También mueven leche líquida y en polvo, yogur, harina para tortillas y pan, aceite, galletas, café soluble, mayonesa, chiles enlatados, sardinas enlatadas, salchichas, refrescos embotellados, cervezas, entre otros. También destacan artículos de limpieza personal y de hogar como papel higiénico, pasta dental, jabón de tocador y para lavado de ropa, aromatizantes líquidos y cloro.

En el Suchiate se maneja el término de frontera permisiva, un concepto que aborda las situaciones de frontera que, con el paso del tiempo, transfiguran sus espacios, convirtiendo a ella en territorio dinámico y flexible, de condición porosa en el que el Estado por acción u omisión ha de mostrar determinados grados de anuencia. (www.scielo.org.mx)

El cultivo del café en Chiapas y la expansión de este producto motivaron la migración laboral en esa frontera desde mediados del siglo XIX. A partir de entonces se fue consolidando un importante flujo de trabajadores temporales desde Guatemala.

La movilidad en la frontera sur de México es intensa, especialmente en Chiapas, donde confluyen personas migrantes con distintos motivos e intereses, así como quienes no entran en la categoría de migrantes pues son personas trabajadoras fronterizas o, bien, visitantes regionales. En ambos casos ingresan de forma regular a México, pero solo la Tarjeta de Visitante Trabajador Fronterizo (TVTF) autoriza el desempeño de actividades remuneradas.

En 2019, por cada 100 hombres cerca de 13 mujeres obtuvieron su TVTF y cruzaron la frontera para laborar de manera documentada en territorio mexicano, lo que refleja una migración predominantemente masculina vinculada básicamente a la actividad agrícola que predomina en la región. Muchos ahora prefieren cruzar e l río que tramitar el documento.

Los principales departamentos que proveen mano de obra a la frontera sur son San Marcos y Huehuetenango, en Guatemala; en este último se registra un bajo porcentaje de desplazamientos realizados por personas con documentos para trabajar.

En la región fronteriza que se distingue por la desigualdad social y la precariedad laboral, los trabajadores guatemaltecos y los chiapanecos se insertan en el mercado prácticamente en las mismas condiciones. En la imagen se aprecia a un grupo de balseros que movilizan gente de un lado al otro del río.