“La extorsión dejó una huella imborrable en mi vida”: José Zelaya

Las víctimas de la extorsión en Honduras quedan acorraladas y marcadas por las maras y pandillas, que no dudan en matar a quien incumple.

Foto: La Prensa

El transportista manifiesta que su rubro es el más vulnerable con la extorsión.

dom 3 de diciembre de 2023

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San Pedro Sula, Honduras

El transportista José Ángel Zelaya es una de las víctimas que han enlutado el flagelo de la extorsión. La Pandilla 18 le mató a su esposa Marleny Ferrera por no pagar a tiempo los 40,000 lempiras que le cobraba mensualmente de extorsión por los 40 taxis que tenía.

Ella fue acribillada de 19 balazos junto a la contadora de sus negocios Emerita Andara a quien le infirieron once tiros. El crimen fue en la colonia Planeta el 3 de enero de 2003 a las 7:45 pm en el mini super que Marleny tenía en esa colonia.

“Al llegar a la escena del crimen miré los cuerpos una encima de otro. Para mi fue un momento horroroso, impactante, no podía creerlo, mataron a unas mujeres indefensas que estaban solas en el negocio”, relató Zelaya.

“Las mataron porque no pagué a tiempo el impuesto de guerra. Tenía que haberlo pagado el día anterior, el lunes a las 7:00 pm, y ya había pasado el martes y yo no lo había pagado porque había salido de la ciudad”, manifestó.

“Nunca les fallé en el pago a ellos (la pandilla) porque para mí era prioridad y solo por atrasarme unas horas me mataron a mi esposa y a nuestra contadora”, refirió José Ángel Zelaya. “La extorsión me dejó una huella imborrable. Estos 20 años han transcurrido siempre con el dolor interno y con el pensamiento puesto en el acontecimiento porque marcó no solo la vida mía, sino que también la vida de mis hijos”, expresó con su rostro compungido el transportista.

$!El asesinato de Marleny Ferrera y su contadora Emérita Andara quedó impune porque no hubo capturas.

Cambio radical

“Mi vida sin Marleny cambió y es una depresión horrible. Mis hijos lloran en silencio, no es fácil”, lamentó Zelaya a la vez que le hizo un llamado a las autoridades para que pongan sus oficios contra este flagelo que está matando la economía del país.

“Ha sido una vida difícil sin mi esposa e incluso a la fecha estoy pagando cuatro extorsiones y hay que pagarlas porque sino le dan muerte a la gente y tenemos que pagar a diferentes estructuras criminales. Todavía sigo en el rubro del transporte y bajo ese régimen que nos está agobiando”, dijo el transportista.

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Zelaya señaló que el gobierno central no ha podido ponerle coto a la delincuencia, “seguimos sumergidos porque hay que pagarle a cuatro maras diariamente trabajemos o no trabajemos. Tenemos más de 30 años bajo ese régimen de ilícitos”.

“Les seguimos pagando (a los pandilleros) como si fueran empleados o una gente común o corriente como que están viviendo de algo lícito. Estamos igual o peor”, enfatizó.

Zelaya indicó que el sector transporte ha sido el más vulnerable con la extorsión y siempre ha estado de rodillas ante ese delito.

“Hay muchos empresarios que se han retirado del rubro por temor a la extorsión y a que les pase lo que a mi me pasó. Han dejado de lo que ellos vivían, su patrimonio y lo dejaron botado y ahora están viviendo en la pobreza porque el temor es más grande”, señaló.

“Me destrozaron la vida y me la marcaron, me he quedado 20 años solo cocinando haciendo los quehaceres de la casa”, lamentó.

El transportista expresó que no le nunca les fallaba con el pago y ese día solo porque se tardó un día le quitaron la vida a su esposa.

“Marleny fue mi compañera ideal nos casamos en los 80 y me ayudó mucho a generar economía. Yo viajaba a Estados Unidos tres veces al año. Teníamos dos negocios, un crédito prendario y un mini super, y ella vendía oro y ropa que traíamos de Panamá y me ayudaba mucho al sostenimiento de la casa, era una mujer emprendedora”, recordó Zelaya.

José Ángel dijo que su esposa era muy popular y “teníamos una gran cantidad de clientela en los diferentes negocios y nos iba muy bien. Sin ella el crecimiento se paró ya no pude desarrollar los negocios porque ella era la mitad de mi vida y se sacrificaba para que los negocios crecieran y ya no estando Marleny ya no pude superarlo”.

Recordó que su esposa como que tenía el presentimiento que le iba a pasar algo porque lo llamó un día antes del crimen como a la 1:00 de la tarde y me dijo “viejo tenés dinero para que me des 60,000 lempiras y yo le contesté que sí se los daba y le pregunté que quería hacer y me manifestó que unos amigos iban para Estados Unidos y que se quería ir con ellos y yo le dije que lo pensara bien y le sugerí que mejor fuéramos a sacar la visa porque yo tenía visa y se la iba a conseguir”.

Mientras conversaba con los reporteros, recordó que en algunas ocasiones hasta fue obligado por los pandilleros a transportar mercadería ilícita para Choloma , El Progreso y para otras colonias de San Pedro Sula .

“La cuestión es que no era que me preguntaban si quería yo hacerlo, sino que era un mandato de ellos no era cuestión de que tenía que tomar decisión yo, no la decisión ellos la habían tomado. Utilizaban mis vehículos para transportar armas y drogas.

Me movía en zonas de alto riesgo en la ciudad. En una ocasión transporté 40 fusiles AK-47 desde La Lima hasta Choloma a las 10:30 de la noche corriendo el riesgo que si la Policía me agarraba me metían preso y no había atenuante que pudiera defenderme porque estaba todo en contra mía”, dijo Zelaya.