30/04/2024
06:01 AM

Embarazos prematuros

    Cuando niñas y adolescentes resultan embarazadas a una edad en que aún no se han desarrollado completamente sus órganos reproductivos, por lo que no están todavía suficientemente preparadas física ni emocionalmente para dar a luz, resulta frustrante y traumático tanto para ellas como para sus familias, particularmente cuando el padre de la criatura es desconocido o no asume responsabilidad paterna.

    La Secretaría de Salud reporta que en los últimos cinco años ocurren entre 20,000 a 29,000 partos de adolescentes, lo que posiciona al país con el mayor número de embarazos en menores de edad en América Latina.

    Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Honduras tiene la tasa más alta de embarazos en Centroamérica. Uno de cuatro partos es de una menor de 19 años.

    A pesar de la magnitud de la problemática, existen muy pocas iniciativas por parte del Gobierno hondureño diseñadas específicamente para la atención de embarazos precoces.

    No se dispone de una legislación respecto a la prevención de embarazos en niñas y adolescentes, lo que influye en la alta incidencia de partos prematuros anualmente y con tendencia al alza.

    Es necesario disponer del mayor acceso posible a la información y servicios de salud sexual y reproductiva, maternidad y paternidad responsable, valores y autoestima, tanto en áreas urbanas como rurales, complementados con educación vocacional para la adquisición de destrezas y habilidades útiles para contar con ingresos económicos.

    Igualmente, los medios de comunicación pueden contribuir a través de campañas de prevención del embarazo prematuro y enfermedades de transmisión sexual.

    Debe involucrarse a las/los jóvenes en el diseño de programas ad hoc, además de incorporar a las madres y padres de familia, lo que contribuye a que niñas y adolescentes desarrollen un sentido de responsabilidad individual necesario para evitar los riesgos inherentes al embarazo prematuro, al igual que habilidades interpersonales, su sentido de pertenencia, autoestima y autoimagen.

    Si se logran frenar los embarazos prematuros, miles de jovencitas podrán continuar sus estudios y años después incorporarse al mercado laboral con el objetivo de contribuir a tener una gran calidad en lo individual e impulsar el desarrollo del país en lo colectivo. Y para todo, la educación es la clave, porque descenso de embarazos en menores significa enfoque y crecimiento.