30/04/2024
09:08 AM

Ejemplo de generaciones

    La vertiginosa celeridad de los cambios en la sociedad por el avance indetenible e impensable aún de la tecnología con la inteligencia artificial con un pie ya dentro, ha hecho que el trecho entre las generaciones sea cada vez más distante y mucho más efímero, con calificaciones en cada una de ellas que explican el ayer lejano y el hoy que ya se va sin concluir las 24 horas. Todo ello no detiene el paso de los años que van dando nuevo rostro a las personas y debilitan el organismo con el desgaste del diario vivir.

    Entre nosotros la tercera edad ha adquirido ciudadanía a lo largo de los años, lo cual es garantía para los más jóvenes que cuando lleguen, ojalá en estos convulsos tiempos, sea largo su vivir, puedan disfrutar de esos derechos que la ley concede a los mayores. Sin embargo, el respeto y la honorabilidad debieran marcar las relaciones con las personas de la tercera edad para las cuales la ley proporciona beneficios en la compra de productos y utilización de servicios.

    Este tema vuelve a la palestra porque hace unas semanas entró en vigor la reforma a la Ley Integral del Adulto Mayor y Jubilados en la que se identifica con el calificativo de “cuarta edad” a los mayores de 80 años. Y dentro de unos años quizás algún diputado levante bandera por quienes han traspasado la barrera del siglo y les invade la nostalgia del recuerdo de su niñez jugando en la calle, con los primeros amigos en el colegio y la universidad, años de trabajo, hijos, nietos...

    El grupo de tercera edad, según el Instituto Nacional de Estadística, es el más numeroso con más 750,000 personas. La cuarta edad cobija a 120,000 en todo el país que han recibido con satisfacción los beneficios de ley, pues hoy, mucho más que antes, las dificultades en la vida son mayores y más numerosas por lo que todo lo que sea en ayuda de quienes por años no solo fueron sostén de su familia, dieron ejemplo de sacrificio, participaron en la convivencia armónica y contribuyeron al legado histórico entregado a las nuevas generaciones es bien recibido y justificado.

    La ruta de aprendizaje en las personas de la cuarta edad no se limitó a la escuela, el colegio o la universidad, sino que toda su existencia es de aprendizaje, de sacrificio y mucha ilusión ante las dificultades. Todo ello, sana herencia para sus descendientes y para la sociedad, pues llegar a esas edades es signo de sabiduría, de amistad, de solidaridad y de compromiso. Quien se sale de esta ruta no llega muy lejos, por ello como gratitud a una vida plena y sana, no necesariamente sobrada de bienes materiales, la ley distingue a estos hondureños como ejemplo en generaciones.